6. Calabozos y magia

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    —¡Asha mira!— exclamó.
—¿¡Qué!! ¿¡Qué es!?— ella no alcanzaba a distinguir nada.
—¡Sígueme rápido!
Asha se levantó de inmediato y trató de seguir a Valentino, aunque éste corría demasiado veloz.
Corrieron por toda la mazmorra. El camino era rocoso y por poco tropiezan. Finalmente llegaron a un punto en el que ya no habían más celdas y la luz de las antorchas se atenuaba más y más. El ambiente se sentía helado provocando que Asha sintiera escalofríos.
Usando su agudo sentido de la vista, Valentino la condujo hasta un imponente libro elaborado a base de ébano; una de las maderas más duras del mundo.

    La chica se quedó embelesada ante tan colosal tomo, el cual mostraba hechizos con inscripciones en latín antiguo. Envuelta en su tentación, siguió observándolo. Cada página exhalaba una aura de peligro con ilustraciones detalladas de símbolos mágicos. Sin darse cuenta sus dedos se estaban quemando. Era como si las fuerzas tenebrosas intentaran consumirla de afuera hacia adentro.

    Valentino no tardó en percatarse. Por alguna razón, los esfuerzos del libro por seducir su tentación a hojearlo no estaban dando resultados con él.
—¡Ten cuidado! — sobresaltó sobre su hombro para alejarla.
Hizo un enorme esfuerzo para arrancarle ese libro de las manos. Cuando Asha quedó libre, se dió cuenta de que sus manos estaban lastimadas con quemaduras de segundo grado. Podía sentir el ardor por todas sus venas.

    —¡Mis manos! ¡Arden horrible! ...¿E-estás bien tú?— le preguntó a Valentino
—Yo sí. Ese libro gigante literalmente te embrujó. Fue algo...algo...
—Era como una especie de...
—¡Conjuro!— exclamaron los dos al unísono.
—Pero ¿por qué a ti no te hizo daño?
—No lo sé. Quizá solo funcione en ¿humanos?
—Debe ser eso...sí. La magia funciona solo para humanos...¿Verdad?
—¡Yo qué voy a saber! ¡Asha has estudiado magia toda tu vida!
—Sí pero ese tipo de magia no.

    —¿No recuerdas cómo te sentiste cuando estuviste bajo el efecto del libro?
—Pues, lo único que sentí fue que estarlo hojeando pero no era yo ¿sabes? Algo difícil de creer.
—¿Como si te obligara a hacer cosas que no quieres?
—¡Sí! Como si...Un momento...
Asha se quedó pasmada en sus pensamientos. Valentino la observó confundido.
—¿¡Qué!? — preguntó ansioso.
—¡Mis padres!
—Ya sé que tus padres no saben gobernar pero ¿a qué vienen ellos en el asunto?
—Cuando era más niña solía tener una linda relación con ellos. Me protegían y me amaban. Siempre estaban ahí para consolarme cuando tenía pesadillas o si estaba triste. Me llevaban al lago mientras me platicaban un montón de cosas. Y aunque desde que tengo memoria han sido estrictos, de la noche a la mañana ellos cambiaron. Ya no les importo y me regañan a todas horas. Me guardan secretos y les molesta mi presencia. ¡Creo que todo es culpa de este estúpido libro!

    —¡Tenemos que revertir el embrujo!
—Yo sola no puedo hacerlo. Tengo que, de alguna manera hacérselos saber. Mi padre es el hechicero más poderoso del mundo.
—Vaya paradoja, el hechicero hechizado. — interrumpió el cabrito.
Asha se aclaró la garganta. —Como decía, hay que llevar este enorme y tonto libro hasta ellos y así Magnífico revertirá el efecto.
—¿Asha y cómo lo va a revertir?
—No tengo ni la más mínima idea.

    La chica y su peludo compañero cabra sumaron fuerzas para cargar el tomo. Con una mano Asha lo sostuvo y con otra se tapó los ojos. Según ella era para no volver a caer en los embrujos. Los dos amigos casi se sacan una hernia, pero sabían que valdría la pena.

Wish: La historia jamás contada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora