3. La princesa de Rosas

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    Cuando nació su hija, los reyes le pusieron el nombre de Asha. Éste significaba "esperanza" "anhelo" y "deseo", lo cual hacía mucha referencia a todo lo que tuvieron que pasar para poder tenerla.
El rey Magnífico y la reina Amaya juraron protegerla como su mayor tesoro...bueno, a ella y a los deseos que la gente de Rosas les regalaban.

Desde que todos se enteraron cómo él salvó las vidas de la reina y la princesa y de cómo él era capaz de proteger cualquier deseo de cualquier daño, querían ser parte de la bendición. La cosa era así: en agradecimiento a todas las cosas buenas que el rey había hecho por el pueblo (como no cobrar impuestos y mantener siempre la seguridad social), los aldeanos le ofrecieron su deseo más preciado como ofrenda con la esperanza de que algún día fuese concedido. Muchos de ellos entendían que se trataban de cosas casi imposibles de cumplir, por lo que querían que el rey los mantuviera a salvo.
Y así fue. El rey Magnífico resguardó todos los deseos en forma de esferas flotantes azuladas y violetas, (tal cual el deseo de su esposa), en su bóveda mágica.
Una vez al mes hacía los deseos de todas las personas realidad.

    Pero existía un problema que él ignoraba: con cada deseo que recibía, él y su esposa se volvían más poderosos. Pero entre más concediera, su poder recaía y el riesgo de que ambos perdieran la vida aumentaba. Era una especie de bendición-maldición, dependiendo de la perspectiva en la que se viera.
Además, el maleficio causó que lentamente la pareja real se tornara frívola y obsesionada por el poder. Claro que, lo sabían disimular muy bien con las personas del reino. El rey Magnífico solía aplicar la frase del famoso emperador romano Nerón "Al pueblo pan y circo".

    Con esto me refiero a que mientras él les proporcionara seguridad, tranquilidad en las calles, entretenimiento, alimento, ningún impuesto y obviamente el resguarde de sus deseos, la gente vivía feliz sin cuestionar absolutamente nada.

    El rey Magnífico y la reina Amaya criaron a Asha con estricto rigor. Le enseñaron los modales de una princesa pero también le ensañaron todo lo que sabían acerca de magia, hechizos, encantamientos, adivinación, pociones, aritmancia, numerología, entre muchas otras disciplinas de las artes mágicas. Sin embargo, sus habilidades para controlar la magia no resultaron como ellos esperaron. La verdad no era para nada buena.
"No te preocupes amor, mejorará ya verás" le repetía constantemente a su esposo.

    Pese a la opulenta vida que se daban, años después los reyes se dieron cuenta que entre más deseos Magnífico concediera, más se debilitaban. Por esa razón, a él se le ocurrió crear La Ceremonia del Deseo. Un evento anual en el cual unos cuantos deseos podían ser concedidos. Y no todos podían desear algo, sino a partir de los dieciocho años. Los reyes justificaron dicho evento como una oportunidad para poder pensar mejor qué desear y así asegurarse de la decisión tomada. Además, lo promocionaron como una motivación a ser un buen ciudadano, manteniendo el orden social estable.


    Cuando a penas Asha tenía cinco años, ella tenía una estrecha relación con sus padres. Los amaba y les guardaba mucha admiración. Era demasiado joven para comprender la maldición a la que estaban expuestos. Tenía la costumbre de salir por las noches acompañada de su padre a caminar por las calles hasta llegar a un gran árbol que pertenecía a la especie de alcornoque mediterráneo. Ahí, subían a una de sus más gruesas ramas para sentarse a contemplar las estrellas.

    Filosofando sobre la propia existencia, él le decía a su hija:
"Las estrellas están ahí para guiarnos, para inspirarnos, para recordarnos que debemos creer en la posibilidades"

Las estrellas son muy hermosas, ¿cuántas estrellas habrán en el universo papi?— solía preguntar la niña.
A lo cual él siempre respondía —Infinitas mi niña. Son las luces eternas que iluminan nuestro camino.

Y es que Magnífico podía ser un tipo obstinado por el poder, pero en el fondo de su ser, amaba a su familia...y a su pueblo. Solo que la maldición crecía lenta y silenciosamente.

    Asha por su parte, creía profundamente que debía haber una estrella para cada persona en la Tierra. Una estrella que, como un ángel guardián, te mostrara el camino hacia tus sueños.

Wish: La historia jamás contada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora