Wish: La historia jamás contada

8. Destellos de la mayoría de edad

    Así pasaron los años sucesivos a aquel acontecimiento. Desde la vez que el rey concedió el mayor número de deseos, la población de Rosas aumentó a un nivel impresionante.
Verán, los marineros que zarpaban a alta mar para comerciar productos, difundieron la noticia a otras regiones inclusive más allá de la Península Ibérica. La gente extranjera quedó maravillada. Guiados por su ambición, muchas personas se mudaron a la isla mediterránea e hicieron de Rosas su nuevo hogar.

Fue todo un reto proporcionarles a todos un hogar y los recursos necesarios para vivir (ya que cuando los reyes diseñaron el reino no pensaron que crecería tanto).  La expansión demográfica había superado la imaginación de sus gobernantes. Pero al final, ambos sumaron sus esfuerzos para satisfacer las necesidades básicas de los recién llegados.

Desde entonces, habían pasado ya casi cinco años. Asha estaba por alcanzar la mayoría de edad. Esto significaba que muy pronto tendría que darle su deseo al rey, quien para variar era su propio padre. Meses atrás había estado meditando todas las noches sobre qué pedir, sobre qué era lo que su corazón más anhelaba. Tras varios esfuerzos por descubrirlo, reconoció que su mayor sueño había estado vivo dentro de su ser todos estos años y ese era cantar para el mundo. Aspiraba a que con el poder de su voz, lograra conectar con todas las personas y al mismo tiempo deleitarlos al ritmo de las melodiosas canciones que componía.
"Sí, eso será lo que pediré en la Ceremonia del Deseo".
Esa misma tarde fue a la laguna en donde se dedicó a avanzar en la letra de su más reciente canción. El reflejo de la luz del sol sobre el agua tan cristalina le proporcionó el ambiente perfecto para dejar fluir su imaginación. En su mente, las ideas iluminaban su camino como la luz lo hace en la oscuridad.

A la mañana siguiente, Asha fue a visitar a su mejor amiga Dahlia quien ahora trabajaba en la panadería del pueblo.
—¡Que gusto verte por aquí Asha! ¿Quieres algo de pan? ¡La casa paga!
Ella sonrió con el gesto tan generoso de su amiga —Sí por favor, la verdad no he ni desayunado.
—Ay amiga, ¿preocupada de nuevo por ser adulta?
—¡Sí!...¡No!...— suspiró en señal de rendición —Ahhh es que más bien no sé si estoy lista para dar mi siguiente paso como aprendiz hechicera.
—¿Por qué lo piensas? ¡Tú eres asombrosa!
—¿Qué tal si no soy tan buena como mi papá quiere que sea?...Como todo el mundo espera que sea.
Dahlia la tomó por el hombro y sabiamente le dijo —No tienes porqué darle el gusto a nadie de etiquetarte con sus expectativas. A la única persona a la que tienes que complacer es a ti misma.
—Wow Dahlia, sonaste como toda una filosofa.
La chica se ruborizó ligeramente y sonrió —Bueno, ese es mi deseo. El mes pasado cuando cumplí dieciocho fui al castillo y se lo di a guardar a tu padre. Espero que me lo pueda conceder...
—Creí que tu deseo era ser una princesa— comentó Asha riéndose —¿Lo recuerdas? Éramos solo unas niñas. Pareciera que hubiera sido ayer y ahora estamos juntas en nuestro camino a convertirnos en mujeres.
—¡Asha! — respondió su amiga riéndose el doble —Obviamente lo recuerdo. Nos conocimos desde muy pequeñas y hemos pasado por muchas cosas.
—No tienes idea de cuántas...

—Por cierto Asha ¿cuál es tu deseo?
—¿El mío?
—¡Sí! A decir verdad dudo mucho que sea continuar como la heredera guardiana de los deseos.
Dahlia conocía tan bien a su amiga que sabía que ella podría desear cualquier otra cosa en el mundo que no fuera ser aprendiz hechicera, guardiana de los deseos o algo relacionado a ello.
—En realidad quiero convertirme en una gran cantante. Ya sabes: presentarme en conciertos, obras musicales, fiestas y así crear una fuerte conexión con la audiencia. Ya tiene mucho tiempo que compongo canciones y ¡mira! Esta es la más reciente...
Sacó de su bolso un trozo de pergamino todo arrugado. Dahlia al desdoblarlo comenzó a leerlo.
Inquieta Asha dijo —A-aún no la termino...faltan unos cuantos detalles.
—¡Esto es arte! Amiga tú tienes el don. El mundo entero debería escuchar tus canciones.
—Gracias por tu apoyo. En serio me has hecho sentir mejor—Ella se sentía afortunada de tener a una mejor amiga tan fantástica. —Creo que ser adultas no está tan mal después de todo.