19. A toda costa (At All Costs)

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    Pasaban de la diez de la noche cuando llegaron al lugar. Para lograr irrumpir en el castillo, Eli utilizó un encantamiento de invisibilidad.
¡Evanescet! — exclamó. —Listo, ahora somos invisibles para los guardias y todo aquel presente en el castillo.
—¡Excelente! Sígueme.
Emm, solo una cosa...
—¿Qué cosa?
—El encantamiento tiene un límite de tiempo de media hora, así que más vale que nos apresuremos.
—De acuerdo.

Cuidadosamente, Eli fue volando mientras Asha caminaba en cuclillas por toda la escalinata hasta el laboratorio mágico.
—Hey, Eli ¿no tienes un hechizo o algo que nos haga traspasar el espejo? — murmuró ella cuando estaban ya dentro de la habitación.
—Soy una estrella, no un fantasma. — respondió con sarcasmo. —Tendrás que utilizar tu varita.
Asha recordó que la llevaba consigo guardada en un costal atado a su vestido lila.
¡Alohomora! — apuntó directamente al espejo con la varita.
—Vaya parece que alguien ha estado practicando encantamientos.— estaba orgulloso de presenciar el progreso de Asha.
Como lo haría una puerta o ventana cualquiera, el espejo se abrió hacia los costados revelando la así llamada Bóveda de los Deseos.

Al entrar, los jóvenes quedaron impresionados ante inefable belleza. Los deseos en formas esféricas, con aura celestial que resplandecían flotando en la cima de la cúpula.
—¡Wow! — susurraron al unísono.
En la medida que se acercaron, realizaron movimientos con la varita y con las manos para atraerlos a su persona.
Innumerables esferas azuladas descendieron hasta donde estaban ellos. Eli se quedó contemplando con admiración cada uno mientras que Asha buscaba desesperadamente el suyo.
—Vaya es como buscar una aguja en un pajar.— dijo ella.
El chico ofreció ayudarle, a lo que ella respondió. —Puedo encontrarlo sola, no es necesario gracias.
—Ya lo sé —admitió. —Pero déjame ayudarte.
Le lanzó una mirada tan intensa que provocó que Asha se quedara sin palabras.

Entre tanto que buscaron, ella decidió sacarle plática.
—Es irónico que diga esto pero, a pesar de que la gente afuera se esté comportando como un montón de idiotas, lo más probable sea porque se les fue arrebatado algo tan preciado como lo es un deseo.
—Ohhh. Los humanos valoran mucho sus deseos entonces.
—Es la parte más pura del corazón de alguien. Es como cuando te digo que yo anhelo cantar en público. Aquella vez en Navidad fue algo tan increíble...la música, el ritmo, la armonía en las notas y las ovaciones de la multitud...Eso es algo que no tiene precio.
—Además siento que lo ves así porque te esforzaste mucho. Y si continuas, serás una gran cantante. ¡Cantautora diría yo!
—¡Así es! ¡El esfuerzo! Es lo que estas personas no entienden. Se acostumbraron a un ritmo de vida donde todo se les resolvía con un chasqueo de dedos. ¡Puf! En un abrir y cerrar de ojos tu mayor meta en la vida se resuelve...Pero...¿y la satisfacción personal?

—Es como lo que yo sentía en La Vía Láctea. Vida tranquila y todo pero...debe haber algo más allá que un camino fácil.
—Y es que mi padre nunca quiso comprenderlo. Él decía o dice que les hace un favor al hacerlos olvidarse del sufrimiento de no cumplirlos. Sin embargo, creo que cada persona tiene derecho a intentarlo por su cuenta.
—¡Como tu amiga Dahlia! Los días que decoramos la plaza nos dijo que trabajaba duro para publicar su libro de filoso no sé qué.
—Filosofía. Ay Dahlia...es una mujer con coraje. ¡Con determinación! ¡Es lo que necesita Rosas!

Mientras la princesa expresaba sus opiniones con respecto al esfuerzo y la mejora continúa así como su deseo de cantar e inspirar apasionadamente, Eli estaba muy atento a cada una de sus palabras.
Ella hablaba de lo importante que eran los deseos tanto para sí misma como para los ciudadanos en Rosas, pero para la estrella, lo más importante en ese momento era Asha. Decía cosas como: "Sí, uno haría lo que fuera por alcanzar esas metas." "Entiendo que cuando uno tiene un objetivo en mente, la cabeza no deja de darle vueltas" "Yo personalmente iría hasta el final del universo para lograrlo". Todo esto pensando en la chica que le había robado el corazón. Le impresionaba ver cómo se expresaba de una manera tan fervorosa y tenaz. Se acercó hacia ella mirándola a los ojos. El deslumbre de las esferas azuladas iluminó ese sutil momento.

Wish: La historia jamás contada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora