17. Y así van a agradecer

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    Para recibir el Año Nuevo 1483, los ciudadanos de Rosas se reunieron en el Coliseo Astral.
Todo mundo esperaba con ansias el mensaje del rey Magnífico, quien anunciaría el ganador del puesto para su aprendiz hechicero. Los jóvenes aspirantes no paraban de alardear mientras que sus padres se peleaban con otros por ver quién era el mejor.
Más que una celebración de año nuevo, la gente se había trastornado en seres primitivos egoístas cuyo único interés era el camino fácil a sus deseos.

En medio de gritos e insultos, finalmente la pareja real salió al balcón para dar su anuncio. Sin embargo, nadie se percató de su presencia hasta que el rey tuvo que exclamar:
—¡Su atención por favor!
"Respira hondo" se dijo a sí mismo tratando de controlar su molestia.
Al escuchar su fuerte tono de voz, la muchedumbre redujo el bullicio aunque era posible escuchar ciertos murmullos: "¡Shhh, están a punto de anunciar al elegido!" "Van a ver como mi querido hijo Eduardo va a ganar" "Hasta crees señora imbécil, será mi hijito lindo mi amor, Raciel" . Otra vez se había llenado el espacio de ruido.

    Esto le causó incomodidad a Magnífico. —¡Bien...!— exclamó de nuevo, esta vez más fuerte. Tosió y prosiguió—Como muchos de ustedes saben, he convocado a jovenes talentosos para elegir a mi aprendiz. Sin embargo, en vista de su incompetencia, declaro que ninguno de los aspirantes será digno de tan ilustre posición.
La manera en lo que lo dijo fue sarcástica y a la vez directa. No perdió el tiempo en andarse con rodeos sino que dijo la cruda verdad.

    Obviamente como era de esperarse, la gente se empezó a quejar.
—¿¡Oiga majestad, pero todavía nos va a conceder nuestros deseos!?
—¿¡Qué hay de lo que me prometió de ser la mujer más bella del mundo y que todos me amen y rueguen únicamente por ser bonita!?
—¡Sí! ¡Yo le pedí volar sobre las nubes!
—¿Por qué no podemos verlos? Nuestros deseos...
—¿Por qué están encerrados? ¿No corren peligro?
—¿Y qué pasa si queremos cambiar de deseo? — mencionó un hombre irónicamente.
—¡Cierto! ¡Los deseos pueden cambiar! ¿Verdad? ¡Ese es el punto!— respondió otra chica
—¿Sabe que nos confortaría? ¡Otra ceremonia del deseo!
Este comentario fue lo que detonó la bomba. La chusma se alteró el triple de lo que ya estaba.
—¡Estoy de acuerdo con este idiota!
—¡Podríamos hacerlo ahora!
—¡Estaría de locos! ¡Yo pido ser la primera en desear algo! ¡Quiero que mis vacas me den toda la leche sin tener que ordeñarlas!
—¡Y yo al fin podría agregar a la reina Amaya a mi colección de esposas!

Mientras los aldeanos decían sus babosadas, la respiración del rey Magnífico se fue acelerando a medida que crecía su frustración. Le costaba procesar las peticiones ridículas de cada persona. Tenía fruncido el ceño.
Pero cuando escuchó lo de adueñarse de su propia esposa frente a sus narices lo sacó totalmente de sus casillas. Ella por su parte, se indignó tanto que sentía unas ganas incontrolables de lanzarle unos buenos golpes a aquel sujeto.

Lleno de cólera hasta la última de sus células, él vociferó. —¡Silencio! ¿¡Es lo único que les importa!? ¿¡Que les conceda un deseo en la ceremonia!?
Muchos afirmaron que sí.
—¡De hecho yo quisiera cambiar el mío majestad! — dijo Sania Osman nerviosa. —¡Ahora quiero ser líder de una revuelta revolucionaria!
Pronto se les fueron añadiendo más y más personas.

"Ya no puedo soportarlo más" gritaba su voz interior.
—¿¡Saben qué!? ¡Es todo! ¡Se acabó la fiesta de año nuevo! ¡Váyanse a sus casas!
Tanta fue su furia que provocó que todos los presentes se callaran en su totalidad. Enseguida tal y como lo haría un rebaño de ovejas, la gente salió por las enormes rejas del coliseo.
Pero antes de que aquel pervertido quien se atrevió a insultar a Amaya se saliera con la suya, Magnífico hizo unos ligeros movimientos con su dedo elaborando un encantamiento para dejarlo mudo y luego lo encerró en el calabozo.

Wish: La historia jamás contada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora