22. Dejaré a las estrellas guiarme

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Estella, la Reina y Señora de la Vía Láctea se sobresaltó ante el presentimiento de que su hijo podría estar en peligro.
—¿Qué pasa mami? — preguntaron Arath, Ezra y Antares; tres de sus hijos varones.
—Su hermano...algo le pasa y estoy segura de que no es bueno. Llamen a su padre y a sus tías por favor.
Las pequeñas estrellas fueron volando de inmediato hasta decirle a Deneb y a las tías acerca del mal presentimiento de su madre.
—¿Qué ocurre tesoro? — preguntó Deneb preocupado.
—¡Ay querida! ¿¡Qué tienes!? ¿¡Algo malo!? — infirieron ellas.
—Es que, estaba normal cuando de repente algo me dijo que mi hijo mayor está en graves problemas. No problemas como para recibir un castigo sino algo relacionado con ellos...
Las estrellas hermanas se inquietaron.
—¿Estás sugiriendo que...?— dijo MarieBelle.
—Sí.
—P-pero ¿cómo? ¡Se supone que ya los habíamos derrotado!— agregó Aurora.
—Pues creo que escaparon.
—¿Habrá que...?
—Oh sí Nashira, debemos estar todos preparados para lo que se viene.

   
    De vuelta en la Tierra, Asha y Valentino no despertaron hasta la siguiente tarde debido al hechizo que Amaya había puesto sobre ellos. Al abrir los ojos tenían una sensación extrañamente desagradable. Es decir, estaban sobre la arena sin poder mover ni un músculo de su cuerpo.
—¡Ay Asha ayúdame que se me sube el muerto!
—¡Ya lo sé Valentino yo también estoy así!— contestó ella con desagrado.
Duraron así unos minutos hasta que finalmente el efecto del hechizo había terminado.
—Un momento, espera. ¿Dónde está Eli?
—Creí que estaba aquí con nosotros y que no hablaba por esto de la subida del muerto.
Buscaron por toda la costa y el puerto. No había rastro alguno del chico estrella. También recorrieron toda Rosas y nada. La joven comenzó a desesperarse. Se detuvieron a descansar del agotamiento en un viñedo aislado. El sol se estaba escondiendo.
—¡Todo esto es culpa de mis padres! ¡Sé que fue por ellos! ¡Y ahora tienen a Eli!
—¡Con mi amigo nadie se mete! Hay que pedir ayuda— sugirió el cabrito.
—¿¡Ayuda de quién!? Mis amigos no quieren creerme, tú viste lo que pasó ayer.
—Debe haber alguien en Rosas que nos quiera apoyar.
—No hay nadie. La gente actúa como unos cretinos y todo es por ese libro. ¡Esa oscura maldición!
—Entonces pídele a las estrellas...Oh cierto, aún no han salido.
—Pues, si algo aprendí de Eli, es que las estrellas están en todos lados. Verás aquí hay luz de día pero allá arriba en el Universo, allá están nuestras aliadas.— dijo Asha más energética que antes.
—¡Suena cool! Haz tu magia Asha.

Corrieron por todo el viñedo, hasta llegar a un espacio más alejado del pueblo. Se sentaron cruzando las piernas e hicieron como si fueran a meditar.
—¿Qué se supone que hacemos?— preguntó Valentino.
—Concentrando energía, son vibraciones.
—Ahh claro. — "No le entiendo nada"
No dió resultado. —Hmm ¡con la varita mágica!
La sacó del bolso que traía enganchado al cinturón. La agitó en múltiples direcciones, dijo palabras mágicas e incluso la dirigió hasta el cielo. Aún nada. Así pasaron todo el atardecer hasta que anocheció, intentando ser escuchados por las estrellas. Valentino tomó la varita y la movió. Lo único que consiguió fue obtener un destello dorado de polvo diamantina.
Asha guardó silencio. Estaba muy concentrada e inmersa en sus pensamientos.
—¿Y qué? ¿Piensas darte por vencida?
—No. — dijo con osadía. —No está vez. No cuando Eli me ha demostrado la fuerza de voluntad.

El cabrito sonrió. Ante todo ese desastre, Asha estaba aprendiendo a resolver los problemas. Como dirían por ahí: "La flor que florece en la adversidad es la más hermosa de todas"
Y...¿qué tienes en mente?— dijo ansioso por su respuesta.
—Voy a hacer lo que mejor sé hacer. Utilizar mi voz como mi mayor tesoro.
—Ohh osea gritar hasta que te escuchen. ¡Buen plan!
—Noo— rió. —Voy a cantar desde el corazón.
—Claro, obviamente me refería a eso.
—Valentino...
—¿Sí?
—Gracias amigo, por estar ahí para mi.
—Por nada Asha.
Se le subió a las rodillas y se acurrucó como muestra de cariño.
—Está bien... Aquí voy.

Wish: La historia jamás contada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora