Capítulo 1.

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16 Años después de la derrota de Alexandria Woods.

Alice Griffin y Madi Griffin.

Dos pares de ojos sobresalían entre los arbustos, unos eran de color azul claro, igual que el cielo o también parecidos al mar, mientras los otros eran de un verde intenso, semejantes al bosque, un verde que quita el aliento.

— ¿Crees que nos haya escuchado? — susurró la ojiverde sin apartar la vista de una silueta que se encontraba en un claro de la zona.

— No lo sé, creo que no — respondió la ojiazul —  adelante, ve, es tu momento para atacar.

— Oye, tu también debes hacerlo, me va a patear el trasero si voy yo sola.

—Es una pena, sabes que yo no me puedo transformar, así que prefiero evitar que me pateen el trasero. Ya vete o sabrá que algo raro está ocurriendo.

La rubia se alejó de su compañera y en un instante acudió a la transformación, al estar lista se movió sin hacer ruido abalanzándose contra el cuerpo lobuno que yacía sentando en el claro. Para la mala suerte de la ojiverde este se movió demasiado rápido, haciéndole caer de bruces contra el suelo.

— Tienes que ser más rápida para tomarme por sorpresa — comentó la mujer una vez volvió a su forma humana.

—Tía Raven, eso no es justo — chilló la ojiverde luego de volver a su forma humana — eso dolió mucho.

— La vida no es justa Madi, tal vez no te hubiese escuchado si no te hubieses detenido a conversar con tu hermana. Ya sal de donde sea que estés Alice.

La ojiazul obedeció a su tía saliendo de entre los arbustos sacudiendo su abrigo para deshacerse de los restos de hojas que seguramente se pegaron a ella.

— También estaba esperando que tú me atacaras ¿Qué sucedió? — preguntó cuervo mirando a su sobrina de ojos azules.

—Vamos Tía Raven, siendo solo una humana no podré hacer mucho.

— Da igual, su madre a su edad y siendo humana ya solía patearme el trasero y también a su tía O.

—Es distinto, ella respeta nuestros tiempos y si yo no logro transformarme, sé que ella no se decepcionará.

— Nosotros tampoco nos decepcionaremos Alice, pero debes aprender a defenderte, así podrás evitar ser una presa fácil para cualquiera.

— Mírame Raven — comentó Alice abriendo los brazos — soy una humana que nunca ha salido de la zona de lobos y en un futuro nunca saldré, seamos realistas.

Tras decir esto, Alice caminó de vuelta al poblado en el que había vivido toda su vida, en donde su madre ya les estaba esperando o eso pensaba, pero al acercarse a su cabaña escuchó unos gritos dentro de esta, claramente era la voz de su progenitora pero la otra voz era de su abuelo.

Sin hacer ruido, se acercó a la puerta poniendo su oído en la madera para lograr escuchar mejor lo que estaban hablando.

— Clarke, sabes perfectamente a lo que me refiero cuando se trata de eso.

— Son mis hijas papá, no dejaré que tú me arrebates a una de ellas por una creencia estúpida.

— Sabes que no solo es una creencia, Madi ha demostrado ser como nosotros pero Alice...sabes que existe una gran posibilidad de que ella sea igual que esa mujer y no puedo permitir que nuestra gente entre en pánico por eso.

— ¿Tu gente? Te preocupas tanto por ellos, pero no por nosotras, Alice es tanto tu nieta como Madi, ellas nacieron de mí en la misma noche, las haz visto crecer, no puedes solo tomar la decisión de exiliarla por tu paranoia. 

Una Rosa con Espinas | CLEXADonde viven las historias. Descúbrelo ahora