Capítulo 17.

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La pelirroja había estado toda la tarde en los calabozos, junto con Anya, quien estaba parada en una esquina del lugar, mirando todo lo que Luna estaba haciendo.

— Puedo hacer esto por la eternidad, si eso es lo que esperas — las manos de la vampira estaba alrededor del cuello de la rubia — te lo preguntaré una vez más ¿Quién te ayudó a escapar?

— N...Nadie — respondió la ojiazul como pudo, si bien su respuesta no fue del todo verdad, tampoco iba a decir absolutamente nada — todo lo... lo hice yo sola —.

— ¡MIENTES!

Luna hizo una mueca y tomándola de los hombros, la aventó hasta la otra pared del lugar, para luego verla caer al suelo.

— T-Te lo juro — respondió la rubia intentando levantarse.

— Tu palabra... — pronunció la natblida dándole una patada — no vale nada.

Anya rompió su quietud y tomó del hombro a la pelirroja evitando que le dé otra patada.

— Suficiente, Heda la quiere viva para el día del juicio, después de la decisión, se hará todo lo que muchos quieren y ella morirá.

Luna se quedó en silencio tras las palabras de Anya y simplemente se acomodó su ropa.

— ¿Crees que Lexa permita que la dañen? — preguntó con fiereza —  la conozco y tú también, sabes perfectamente cómo se siente.

— Si los votos son a favor de la ejecución de esta loba, no le quedará otra opción que aceptar lo que los embajadores quieran — asintió seria — y créeme, todos quieren venganza. Así que tranquila.

La natblida soltó un largo suspiro y finalmente asintió, no iba a llegar a ningún lado si seguía discutiendo con la loba que hace años le clavó una estaca

— Más vale que así sea — apretó sus puños saliendo de los calabozos—.

Anya se quedó unos segundos más mirando el cuerpo demacrado de Clarke negando al instante. Estuvo a nada de salir y la voz débil de la loba la llamó.

— Anya — susurró la rubia sentándose como pudo, a lo que la vampira solo se detuvo regresando a verla — p...por favor....

— Pedirme ayuda no funcionará — se adelantó a decir.

— Solo... solo quiero saber si Raven está bien — rogó con voz temblorosa, no podría soportar que su hermana hubiera muerto por sus decisiones.

Anya se tensó por unos segundos después de escuchar ese nombre, a su mente llegaron las imagenes de la última vez que estuvieron juntas, recordó la sensación suave de los labios de esa loba y supo que eso era algo que su cabeza estaba regañando, porque han sido tantos años odiando a los lobos, como para que llegue esa mujer y destruya esa idea que tenía de ellos.

— Ella está bien — respondió fríamente — está viva.

Clarke asintió de inmediato acercando su mano derecha a su pecho, arrancando un collar el cual fue hecho por sus hijas cuando aún eran pequeñas y se lo estiró.

— Sé que voy a morir... pero, dáselo a Raven — pidió con cierta dificultad — es... lo único que te pido.

Los ojos de la vampira se detuvieron en el collar, aunque su cabeza se negó a la idea de tomarlo, su corazón la obligó a cogerlo entre sus manos, examinó aquella pieza intentando descubrir algún truco y una vez supo que no había nada, su corazón se abrigó al saber que tenía al menos una excusa para volver a ver a esa loba.

Sin decir nada más, salió de la celda ocultando el collar entre sus ropas, lastimosamente no podía ir en ese momento, tenía que esperar un poco o sería muy sospechoso sus motivos de bajada.

Una Rosa con Espinas | CLEXADonde viven las historias. Descúbrelo ahora