Capítulo 22.

458 35 6
                                    

— ¡Otra de las cosas que me haz ocultado! — una furiosa comandante estaba encarando a la rubia que se mantenía en silencio, estaban en la biblioteca del castillo, para así evitar que todos las escuchen — ¡¿En qué más me haz mentido, Clarke?! ¡¿Acaso me estás ocultando algo más?! — Lexa sujetó las mejillas de la ojiazul haciendo que la mire — ¡Si es así, más te vale que me lo digas ahora!

— Lo ves — la ojiazul quitó la mano de la comandante — es por esta razón, por la que no confié en ti hace años pero... te juro que ya no te estoy ocultando nada más.

— ¿Y cómo creerte, Clarke? No haz hecho nada más que mentir y ocultar cosas importantes.

— Yo... pregúntaselo a Raven si lo necesitas, ella no te mentirá.

Una sonrisa con algo de cinismo se presentó en los labios de la comandante negando.

— ¿A Raven? ¿Hablas de la loba a la que envenene frente a ti por ese idiota de Blake? — habló con un tono jocoso — pedirle a ella una explicación es como pedírtela a ti... es tu hermana, mentiría y engañaría por ti, ustedes dos son iguales, buscan únicamente su beneficio.

— Por favor Lexa, no te atrevas a fingirte ofendida, tu eres igual que yo, tu también buscas solo tu beneficio. 

— No te equivoques conmigo — Alexandria la miró con cierto enfado y al mismo tiempo se sintió ofendida — yo le juré lealtad a Clarke Price, y después de tantos años, aún así te admití que habría hecho todo por ti aunque ya hubiese sabido que eres una Griffin. No compares lo mío con lo tuyo, porque a diferencia de tí, mis palabras fueron sinceras y honestas, no hubiese permitido que alguien te hiciera daño, ni siquiera yo misma. En cambio tú... me mentiste, desde el primer momento, cada cosa que me decías era un engaño, fue mentira tras mentira, hasta el punto en el que estamos ahora. 

— Ya te dije el porque no podía confiar en ti...

— ¡Eso no justifica todas las mentiras! Entiendo que hayas dudado pero... ¿Qué acaso no te demostré lo que significabas para mi? — la ojiverde miró a la ojiazul con resentimiento — hice todo para que tú estuvieras bien, y ni siquiera te importó

La vampira pasó una mano por su rostro con evidente frustración, a su pensar, la rubia le había quitado tiempo valioso con sus hijas, no le dió siquiera la posibilidad de decidir estar o ser parte de su futuro, por eso se sentía tan desesperada. Tal vez todo pudo haber cambiado con esa noticia, pero ya no vale la pena pesar en el "Que hubiera pasado si..." todo estaba como en ese momento y no podía cambiarlo, sus hijas seguramente terminen odiándola.

Clarke cruzó sus brazos hastiada por el arranque de su ex esposa.

— ¿Qué mas da? Ahora ya sabes la verdad.

— ¡¿Qué mas da?! — repitió esas palabras con desesperación — ¿Cómo puedes siquiera decir eso? Me quitaste a mis hijas, no me permitiste estar con ellas, ni siquiera pude verlas nacer y crees que voy a estar tranquila. Eres tan... tan....

Heda guardó silencio e intentó calmarse de una vez, se acercó al ventanal que daba una gran vista del bosque que tanto amaba y por el que sacrificó tanto en un pasado que ahora se encontraba tan lejano a su presente. Simplemente negó soltando un suspiro mientras que la rubia estaba detrás de ella viendo como los músculos de la vampira se tensaban a pesar de llevar puesta su vestimenta de comandante, sabía que ella estaba enojada, intentar decirle palabras de consuelo no iban a servir de nada, realmente no existían palabras que pudieran aliviar lo que la mayor estaba sintiendo, por eso Clarke prefirió dejar eso de lado, sonaba mal el minimizar los sentimientos de Alexandria pero debían centrarse en lo importante. 

Una Rosa con Espinas | CLEXADonde viven las historias. Descúbrelo ahora