Hexed© *EDITANDO*

Capitulo 6

No me había sentido tan despierta por las mañanas desde que me matriculé en la academia. ¡Y ese sueño! ¡Qué sueño tuve! Me estiré con una sonrisa de felicidad y me senté. Aquí no había Glimmerpixies ni otros seres, pero me encontraba en la mansión Grimshaw, con la brillante luz del día entrando por las ventanas.

-¿He estado aquí toda la noche? Si se lo cuento a alguien, pensará que estoy loca.

¿Cómo pude dormirme en un lugar como este? Y he dormido toda la noche sin preocuparme por maldiciones o fantasmas. Sin embargo, estoy sana y salva. ¡El duelo con Kael es hoy al mediodía! ¿Qué hora es? Me levanté de un salto y me agarré la cabeza presa del pánico, luego me obligué a calmarme y me pasé la palma de la mano por la muñeca. El marcador de duelo muestra que quedan menos de dos horas. No estoy preparada. ¿Pero qué ha pasado? ¿Por qué me quedé dormida en vez de invocar al demonio? ¿Entonces no era un sueño? Realmente realicé el ritual e invoqué... quién sabe a quién. Entonces, ¿logré someterlo o no? No me acuerdo. El recuerdo se desvaneció en el momento en que até el artefacto de obediencia absoluta alrededor del cuello del demonio con mis dedos temblorosos. Es como si mi memoria hubiera desaparecido pero el demonio también se ha ido, y todavía tengo que prepararme para el duelo. El pánico me invadió en oleadas mientras buscaba el libro, que apareció en el sofá. Me senté en el borde y lo abrí. La esquina de una de las páginas estaba doblada.

-Ayer no estaba así.

Leí la descripción del ritual. El ritual era sencillo y se adaptaba bien a mi situación. Como último recurso, por supuesto. Todo lo que tenía que hacer era aprender un patrón bastante complicado, lo que hice en el tiempo que me quedaba. El cuaderno mágico crujió, anunciando un nuevo mensaje. Lysander estaba escribiendo.

-Mejor llegar tarde que estar muerto a tiempo, ¿eh, Lyra? El duelo empieza en un par de horas. ¿Cuándo nos vemos?

-Espérame en la puerta secreta dentro de una hora.

-Date prisa, no voy a perder el tiempo allí por mucho.

A pesar de la manera pícara en la que hablaba, estaba claro que Lys estaba preocupado. Está preocupado por mí. Inmediatamente se calentó mi corazón, debería volver, pero ¿qué hago con el libro? Mejor lo dejo aquí para evitarme problemas. No puedo permitir que lo encuentren en mi poder. Pensando que el grimorio estaría a salvo en la mansión Grimshaw, subí el libro al cuarto de los niños y lo coloqué sobre la mesa con los dibujos. Ahora, ¿cuál es la mejor manera de salir de la mansión? Volví a la ventana por la que la persona misteriosa había entrado en la mansión y me asomé con cautela. No está demasiado alta, no necesitaré la ayuda de los espíritus del aire para bajar. No quería malgastar magia antes del duelo. Me agaché, preparándome para saltar, cuando de repente...

-¿Qué haces aquí?

Me estremecí de sorpresa. Mis talones resbalaron del borde de la ventana y agité los brazos. Si no hubiera sido por los hábiles brazos de alguien, me habría golpeado la cabeza contra el suelo. ¡Es el mismo tipo que vi aquí ayer!

-Gracias.

-De nada. ¿Quién eres? -la pregunta sonaba exigente, como si tuviera que responderla. Me salvó de una caída, pero ¿por qué me habla así?

-No te atrevas a seguirme, o tendrás problemas.

No quería continuar esta conversación, así que retrocedí esperando que no me siguiera. El desconocido observó mi retirada con una sonrisa irónica, pero no se movió. Una vez fuera de la valla, salí a la concurrida calle y llamé a un vehículo que me llevó a la Academia diez minutos antes de la hora acordada. Lys ya estaba allí y me dejó entrar en el recinto.

-Un minuto más y me habría ido.

-No llego tarde. -indignadamente empujé a mi amigo en el costado.

-En que estabas pensando, tienes duelo en una hora. Todavía tienes que llegar a la arena.

-Necesito al menos hacerme ver decente primero.

-¿Crees que tu oponente te esperará?

-No tiene opción.

Rápidamente llegamos a mi habitación. Me lavé la cara y escogí mi ropa a toda prisa. Lys llamó a la puerta con impaciencia. Dejé escapar un grito de dolor, miré la marca que brillaba en mi muñeca y salí corriendo. En la entrada a la arena, nos detuvieron Calista Moonshadow de la división de artefactos y dos musculosos de la facultad de magia militante.

-No tan rápido, Ravenwood.

Calista es la rival de Morgana. ¿Qué quiere ella de mí?

-Calista, tengo un duelo que atender. Hablo contigo más tarde. -n confirmación de mis palabras, la voz del espíritu de la arena resonó en la arena:

-El ofendido Kael Blackthorn y la ofensora Lyra Ravenwood son convocados a la arena. -corrí hacia adelante, pero Calista bloqueó mi camino.

-Será mejor que lo dejes.

-¿Qué se supone que significa eso?

-Es simple, quiero que gane Kael. Si llegas tarde, sale a mi favor.

-¡Lyra, no tienes tiempo!

Lysander me empujó hacia delante y me salí del camino con la intención de rodear a Calista. Uno de los brujos militares inmediatamente se puso frente a mí y me empujó hacia atrás.

-Quítale las manos de encima, futuro cadáver.

- ¿Qué vas a hacer, cobarde?

-Primero te patearé el trasero, y luego llenaré tu cuerpo de ortigas y te haré bailar para mi diversión. -escupió desdeñosamente a los pies del militante. El hombre corpulento no pudo soportar el insulto, así que rugió y se lanzó hacia adelante. Me congelé en la indecisión, sin tener idea de qué hacer-. Vamos, Lyra.

Esquivando el brazo del brujo, Lys chocó contra el otro. Calista gritó, quedando ahora sin ningún apoyo. La furiosa bruja me arrojó algo, pero me lancé hacia el otro lado y el artefacto golpeó a uno de los brujos militares. Se estiró y se desplomó sobre la hierba, inmóvil.

-Gracias.

Ahora las cosas serán más fáciles para Lysander. Corrí hacia la arena y casi pateé la puerta que conducía debajo de las gradas sin siquiera reducir la velocidad.

-La infractora Lyra Ravenwood es convocada a la arena. Si no aparece en un minuto, la victoria será otorgada a Kael Blackthorn. -el marcador de duelo me golpeó la muñeca, animándome mientras atravesaba el tramo final-. Por tercera y última vez, la infractora Lyra Ravenwood es convocada a la arena.

-¡Aquí! Estoy aquí. -lo hice en el último segundo, y la cúpula protectora se desplegó detrás de mi espalda en una brisa helada.