Capitulo 35

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Cuando tomé la mano de Rowan, sentí que sus dedos temblaban, pero su agarre aún era firme. Salimos de ese maldito callejón y corrimos lo más rápido que pudimos. ¿Qué debemos hacer para que el Noctámbulo Errante nos deje salir? Estaba dispuesta a endeudarme sólo para sacarnos de allí. Parece que el misterioso dueño de este lugar no tiene prisa por ofrecernos un trato. Mis pies pisotearon la acera, mis pulmones ardían por la falta de oxígeno. Sólo la mano de Rowan, que apretaba con fuerza la mía, me mantuvo adelante. Una siniestra luz verde brilló en la ventana del ático de la casa por la que acabábamos de pasar. ¿Qué es eso? Mi intuición me llevó a actuar según mis instintos. Jadeando por el miedo y la rápida carrera, me di la vuelta y lancé mi brazo derecho hacia la luz. Un pequeño círculo de invocación brilló en color escarlata y una densa sombra salió a la luz.

-Eso es...

El coágulo de oscuridad primordial absorbió todo lo que debía llegarnos a Rowan y a mí, y regresó al lugar desde donde había sido enviado el regalo mortal. Siguió un grito. Una serie de destellos verdes iluminaron el ático, como si quien estuviera dentro estuviera lanzando fervientemente hechizos a un objetivo demasiado ágil. Mi corazón latía más rápido, mis oídos retumbaban y estuve a punto de desmayarme. Rowan me rodeó los hombros con el brazo para evitar que me cayera.

-¿Qué fue eso?

-Ese es mi familiar... ¡Mao! -mi grito se escuchó a través de toda la calle mientras me empujaba hacia esa masa de oscuridad. Cuando llegamos al mismo punto, de repente se convirtió en un bulto de pelaje despeinado y cayó en mis brazos. Me eché a llorar.

-Finalmente te diste cuenta de que debías convocarme, Lyra.

¡Está viva! ¡Mi mejor amiga está viva! Me puse histérica, me reí como una loca, acunando a la gata en mis brazos y acariciando sus sedoso pelaje. Cuando Mao se cansó de eso, se soltó de mi abrazo, se sacudió y se sentó en el bote de basura cerca de nosotros.

-Parece que sobreestimé tu inteligencia. Exageré cuando me sellé en ese miserable brazalete. -de repente dejé de reír. Me quedé atónita ante un pensamiento tan simple.

-¡Por supuesto! ¡El brazalete! Mao, eres una genio.

-No entiendo, Lyra. ¿Puedes decirme qué acaba de pasar?

-Su Majestad. -la gata se inclinó con gracia, agitó su cola y puso una pata a un lado. Usando la otra pata, logró interpretar una reverencia.

-Presumida.

Rowan respondió cortésmente al saludo del espíritu oscuro con un movimiento de cabeza. Me apresuré a darle la noticia.

-Creo que conozco una manera de salir de aquí. -la pulsera con el amuleto del salvador había estado en mi muñeca todo el tiempo, pero me olvidé de ella debido a todo el revuelo. Le mostré esto a Rowan.

-Este artefacto fue hecho por Orion, del que te hablé. Se supone que nos llevará a un lugar seguro.

-Si esto funciona, lo haré mi Artae Imperial.

-Acérquese, Su Majestad.

Rowan no me hizo esperar. Sin hacer preguntas, se acercó y me abrazó por detrás, apoyando su barbilla en mi hombro.

-Confío en ti, Lyra. Y tu artefacto también. Hazlo.

Con una breve oración, aplasté la frágil piedra de mi pulsera. El mundo que nos rodeaba se volvió borroso y fuimos arrancadas de nuestro entorno. ¡Casi lo logramos! "Casi" es la palabra clave. Flotando en la nada gris, no nos movíamos a ningún otro lado.

-¿Dónde estamos?

-No sé. -una figura turbia surgió de la niebla gris frente a nosotras. Se acercó, pero todavía no tenía un contorno claro.

-No pensaste que podrías irte del Noctámbulo Errante sin pagar, ¿verdad? -nos estremecimos cuando esa voz rastrera llegó de todos lados.

-¿Quién eres tú para pedirnos el pago?

-El que creó este lugar. Soy el espíritu del Noctámbulo Errante, o su alma. El que tu prefieras.

-Entonces no te debemos nada. No vinimos aquí por nuestra propia voluntad y no te exigimos nada.

Su risa susurrante se esparció como hojas secas.

-Dejaste tu sangre aquí. Probé tu magia y me gustó. Te necesito.

-Pero no puedes hacer eso. ¿Qué pasará con Etheria si privas al país de su gobernante?

-¿Ya asumiste el trono, niña? -¿soy yo o parece sorprendido?

-Tuve que hacerlo. -hubo un silencio doloroso.

-Tu amiga tiene razón. Todos los Magos Imperiales deben estar en su lugar; de lo contrario, las defensas de Etheria colapsarán y el Imperio perecerá.

-Y morirás con él. -estoy segura de que si algo le pasa a Etheria, el Noctámbulo Errante también desaparecerá.

-No te quitaré la vida, Roni, pero tu compañera tiene algo útil. Déjala que se dé por vencida y podrás irte.

-¡No!

Roni me abrazó con más fuerza, tratando de protegerme, pero me liberé con cuidado.

-¿Qué quieres para nuestra libertad?

-Oh, una mera nimiedad... Solo lo más preciado que llevas encima.

-¿Mi vida? -no tenía nada más de tanto valor. Mi vida por la de Su Majestad. Un intercambio digno.

-Tienes algo mucho más valioso. No menos valiosa que la magia de la sangre del Emperador. ¿Aceptas el trato?-me pareció ver una sonrisa insidiosa en esa neblina turbia. ¿Qué quiere decir-. Piensa rápido niña, soy muy voluble.

Fue un fuerte indicio de que tenía que dar una respuesta ahora mismo. Mi estómago se revolvió de miedo. Las lágrimas quemaron mis mejillas, pero exhalé una respuesta apenas audible.

-Toma lo que creas conveniente.

-Eres libre de irte.

Las palabras del Noctámbulo Errante sonaron triunfales. En ese momento, un dolor insoportable atravesó mi pecho debajo de mis clavículas. Grité y caí en la oscuridad.

Hexed© *EDITANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora