28. El maquillaje en tus ojos.

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Ahkmenlot
Lancelot|Ahkmenrah

—¿Tienes algo que decirme, Lancelot? —Ahkmenrah, una noche mientras lee un libro que Tilly le llevó, pregunta al hombre sentado a su lado.

—¿Qué? —Lancelot se sobresalta, atrapado.

—Te me has quedado viendo. —el chico egipcio ignora el libro, para ver al caballero.

—¡Oh, lo siento, su alteza! —Lancelot se levanta como si le hubieran pellizcado, para luego arrodillarse en una pierna y bajar la cabeza, apenado, frente a Ahkmenrah. —He sido tan irrespetuoso.

—No exageres, Lance. —Ahk se ríe, burlándose. —Sólo... sentí que querías decirme algo.

—Bueno... —dudando, Lancelot se mantiene en su posición, sin mirar a Ahkmenrah. —¿Puedo hacerle una pregunta? —luego levanta la mirada, inseguro.

—Adelante. —Ahkmenrah le sonríe con suavidad.

—¿Por qué el maquillaje? —Lancelot, entonces, pregunta.

...

—Y... ¿Cómo lo colocan? —el caballero, que había vuelto a sentarse al lado de Ahkmenrah a petición del mismo príncipe, hace otra pregunta luego de que el azabache le diera toda una clase sobre el maquillaje en Egipto. Sus razones y su importancia. —Luce complicado. —el rubio hace una mueca. El delineado parecía difícil de conseguir.

—¿Quieres que te enseñe? —a Ahkmenrah se le ocurre, emocionado cuando lo piensa. —No me molestaría. —tranquiliza la mirada dudosa de Lancelot.

...

—Yo haré un lado, tu harás el otro. —Ahkmenrah, cuando regresa luego de pedirle un poco de maquillaje prestado a Tilly, se sienta esta vez frente a Lancelot, indicándole lo que van a hacer.

—¿¡Qué!? —el rubio se sobresalta. —No podría.

—¡Vamos, así aprenderás correctamente! —Ahkmenrah le anima. —Y quien sabe, quizás necesite que un día lo hagas por mí.

—Si lo dice así...

...

—No estés nervioso. —Ahkmenrah le dice a Lancelot, tomando la mano del caballero para guiarla a su rostro y que le sostenga con confianza. —Lo harás bien. —luego cierra los ojos, esperando que Lance empiece a maquillarle.

Le gustaba mucho enseñarle cosas nuevas, el rubio siempre se mostraba tan interesado.

Sin embargo, en ese momento, Lancelot estaba interesado en otra cosa además de la cultura del maquillaje que los egipcios tenían. Sí había sentido curiosidad por el maquillaje en los ojos de Ahkmenrah, pero sólo porque se preguntaba si el faraón al que había prometido proteger, sólo se veía bien con el. Y la respuesta era no, cuando Ahk regreso sin maquillaje luego de ir con Tilly, se veía igual de hermoso.

Podía apreciarlo, aún más, así de cerca como estában.

—¿Terminaste? —Ahkmenrah abre los ojos cuando siente a Lance alejar el lápiz, tomando el espejo a su lado para ver el resultado. —No está nada mal para ser tu primera vez. —felicita con una gran sonrisa que se vuelve pequeña, notando que Lancelot aún no suelta su barbilla. —¿Ocurre algo? —Ahk baja el espejo, encontrando la intensa mirada azul de Lancelot.

—¿Puedo besarlo? —dice con una voz suave, casi tímida, bastante nervioso pero sin dudar. —¿Por favor? —agrega.

—Hazlo. —Ahkmenrah cede tan rápido que es gracioso, atrapado por la intimidad del momento, del deseo de Lancelot por besarlo. A él. Su mirada es profunda, anhelando algo tan sencillo.

Ahkmenrah nunca había pensado de manera especial en Lancelot, aunque admitía que tenía un atractivo natural. Ahora, quizás, podría comenzar a pensar diferente sobre el caballero de brillante armadura.

Porque allí en un espacio vacío del museo, sentado frente a él, Lancelot se inclina hacia adelante, besándolo como si tuviera miedo de hacerlo desaparecer cuando sus labios se toquen. Es delicado, la mano en su barbilla apenas lo guía con cuido, los labios son fríos pero transmiten una calidez que da cosquillas. Y Ahkmenrah piensa que nunca, mientras estuvo vivo, alguien lo besó así. Y su corazón se sobresalta con un latido que siente fuerte contra su pecho.

Cuando se separan, Lancelot tiene un rubor bastante tierno en su rostro, rápidamente apartando la mirada con pena. Sin embargo, no escapa o se aleja demasiado, sólo está allí pensando en lo que hizo.

—¿Ha estado bien? —Ahkmenrah se sorprende por la pregunta, saltando de su pequeña nube a la que subió por el beso. —Nunca he besado a nadie.

—¿Es la razón por la que me has besado? —Ahk pregunta con curiosidad, queriendo saber las razones de la petición de Lancelot.

El rubio niega. —No creo querer besar a nadie más. —dice. —Sólo a ti.

—Eso es bueno. —por alguna razón, Ahkmenrah se siente aliviado por escuchar eso. —Porque quiero que lo vuelvas a hacer.

Lancelot se sorprende por eso, pero de inmediato se vuelve a inclinar hacia Ahkmenrah, besándolo.

Flufftober ² [Multishipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora