Capítulo 13

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Bajemos la guardia

Dejar de sentir, producto de desaparecer la versión del pasado, sin dejar evidencia de lo que una vez fue, de aquello que solía hacer cuando era feliz, las sonrisas que les robaba a los que estaban a su lado

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Dejar de sentir, producto de desaparecer la versión del pasado, sin dejar evidencia de lo que una vez fue, de aquello que solía hacer cuando era feliz, las sonrisas que les robaba a los que estaban a su lado.

Eso hizo José Luis.

Olvidó como era estar en calma, apagar la mirada, despertar y que nada doliera.

Le costaba comer y no sentir un nudo en la garganta que le lastimaba, ir a la ducha en silencio, salir de casa con las sombras que ni durmiendo lo dejaban en paz.

¿Qué se sentía ser feliz y agradecer por un nuevo día?


- ¿Qué dices?


Podía sentir ese mismo puño pulverizando lo que quedaba de su corazón. No entendía, corrección, no quería entender como el hombre que horas atrás le hizo el amor y le confesó que la amaba, podía decir semejante insulto.

¿Qué no valía la pena?

¿Era esa su venganza? ¿de hacerla pagar por el daño que una vez ella le hizo?


- ¿Fue León? ¿Él te dijo o hizo algo?


José Luis se mantenía serio, solo la miraba esperando a que fuera ella quien encontrara la respuesta a través de sus ojos.


- ¡Dime algo José Luis? – exigió enfadada.

- Si se trata de León – dice al fin – ¿No te das cuenta que la historia se vuelve a repetir? Un día estamos tú y yo, juntos, al otro aparece él y vuelve a endulzarte el oído. No iba a dejar que volvieras a destrozar el corazón, porque si sigo a tu lado eso pasará – dice tratando de no prestar atención al nudo que comenzaba a formarse en su garganta - no me sorprendería que de la nada llegues y me digas que siempre no te vas a divorciar de él – dice sincero – Altagracia, yo te amo, pero ya no puedo seguir viviendo de tus migajas.


Sus palabras resonaban como un eco y las sentía como mil cuchillos clavándose en su pecho. Tenía una idea de lo mucho que lo había lastimado, pero nunca dimensionó cuánto. Bajó la mirada para intentar no llorar, pues si seguía viéndolo lo haría y no quería verse vulnerable.

Después de un tiempo, respiró hondo y volteó a verlo.


- Entiendo tu desconfianza – carraspea para poder hablar – es totalmente válida. Si me voy a divorciar de León, independientemente de que tú y yo estemos juntos o no... no puedo seguir unida a él – notó la chisma de ilusión salir de los ojos del abogado.

- Alta...

- Pero tienes razón – dice antes de que él hablara – No vale la pena que estemos juntos – lo vio fruncir el ceño.


"El precio de tu libertad podría ser demasiado alto..."

Las palabras de León se repetían como disco rayado en su memoria, a pesar de que sabía que la estaba chantajeando, no correría el riesgo de que le hiciera daño. Quería divorciarse del político, aun si eso significara que tendría que sacrificar su amor.


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