Amor chiquito
Los meses siguientes transcurrieron entre consultas médicas, la preparación de las maletas para el hospital, reuniones con abogados, preparación de maletas para el hospital, reuniones con abogados, audiencias, momentos de intensa intimidad, la elaboración del plan de parto, cursos de asesoría de lactancia, entre otras responsabilidades. De hecho, el día del nacimiento de los gemelos ya había pasado, encontrándose en la última semana para determinar si inducirían el parto o recurrirían a una cesárea.
- ¿Te lastimé? – pregunta José Luis al notarla hacer una mueca cuando la ayudó a pararse.
- No – se retuerce en el sofá – creo que uno de los dos acaba de encajarse – palpa su vientre – Sí, es Alejandro.
- Tienes contracciones ¿verdad?
- Sí – confiesa – desde la madrugada comencé a tenerlas... pero son muy leves y retiradas – justifica – le mandé mensaje a Carla y me dijo que una vez fueran más seguidas, ya podía considerarlo labor de parto.
- ¿Entonces todavía no van a nacer?
- No sé – ríe – puede que sí, puede que no.
- Mira, al parecer el otro se está poniendo cómodo – acaricia el piecito que sobresale del vientre.
Esa mañana recibieron la visita de los abuelos paternos, y al terminar el desayuno, las contracciones se intensificaron, aunque aún eran tolerables. Altagracia las describía como dolor de espalda, pero la presión en la entrepierna le molestaba.
- Te estabas removiendo mucho en la silla – llega a la cocina - ¿Estás bien?
La ojiverde se levantó con la excusa de ir a la cocina por un té, aunque la verdadera razón era que las contracciones iban subiendo de nivel y ya no sabía si iba a seguir aguantando. Justo cuando iba a responderle a Raquel, el sonido del agua chocando con el piso sonó antes que su voz.
- Creo que ya van a nacer – murmura en shock.
La ayuda a salir de la cocina con pasos lentos. Llegan a la sala donde se encuentran José Luis y José charlando, quienes se ponen de pie al verlas llegar a sí.
- ¿Qué pasa? – dice José.
- ¿Ya? – José Luis camina hacia ella.
- Acabo de romper fuente – pasa saliva.
- ¿Qué quieres hacer? ¿nos vamos al hospital?
- N...no, no sé.
Su mente aun no procesaba lo que estaba pasando. las contracciones eran intensas, pero separadas. Cuando logra recomponerse de esa última, decide que lo mejor es ir a la ducha.
José Luis, en su papel protector, la llevaba en brazos para evitar que suba las escaleras. Mientras tanto, Raquel contactó a Lucía y Roberto para informales que Altagracia había comenzado el trabajo de parto.
- Le puse esencia de lavanda – entra al closet - ¿otra?
- Mmhju – se apoya en el cajón.
Siguiendo lo aprendido en los cursos de preparación para el parto, José Luis comenzó a masajear desde la cintura hasta la cadera durante las contracciones. Una vez que pasó la contracción, la ayudó a entrar a la tina.
Permaneció ahí hasta que el agua comenzó a enfriarse y luego con ayuda del moreno, salió de esta y fue él mismo quien la secó para después darle un masaje en las piernas y brazos mientras le aplicaba crema corporal. En un par de ocasiones, le tocó recibir gritos por parte de Altagracia pidiéndole que dejara de tocarla.
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Inefable
FanfictionLa vida privilegiada de Altagracia, abogada penalista y funcionaria del poder judicial, se disuelve cuando un escándalo sale a la luz... y acusan a su marido de un crimen atroz. "Mi forma de amarte es inefable, pero jamás dudes que te amo, mi amor p...