Capítulo 33

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Hormonas

- ¡VIVAN LOS NOVIOS! – gritan recibiéndolos

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- ¡VIVAN LOS NOVIOS! – gritan recibiéndolos.


Padres, amigos y familiares de ambas parejas los esperaban en la hacienda. Todos felices por el compromiso de Altagracia y José Luis; sin lugar a duda, este sería el comienzo de una nueva vida.

Los recibieron con besos, abrazos y comenzaron a celebrar el compromiso de ambos y la unión de dos familias. Fue una velada esplendida en toda la extensión de la palabra, todos llenos de ilusión y por supuesto que cerraron la noche con broche de oro, amándose hasta la piel.


- Shhh – susurra entrando en ella.


La mayoría de los invitados se habían quedado a dormir en la hacienda, así que les tocó ser un poco más discretos.

El deseo los estaba consumiendo, a pesar del clima fresco sus dos cuerpos sudaban por el calor que transpiraba por sus poros. José Luis siguió besando su cuello bajando a sus senos inhalando el aroma irresistible de su piel.

Las caricias y movimientos del moreno sumando la cantidad de hormonas que recorrían su cuerpo, la llevaron a un orgasmo arrollador. Su cuerpo se contrajo debajo del suyo permitiéndose sentir los espasmos del clímax, le tocó besarlo para amortiguar los gemidos intensos que salían deliberadamente de su boca.

Uno, dos, tres, cuatro orgasmos en una noche y todos intensos. Terminaron exhaustos, pero satisfechos.


- ¿Qué fue eso? – dice agitado.

- Hormonas – coloca sus manos en su pecho tratando de controlar su respiración.


Le fue inevitable soltar una carcajada, sabían que las pastillas aumentarían su libido, pero no imaginaban que tanto. Sin embargo, no les molestaba, al contrario, era algo a lo que le sacarían provecho.

A la mañana siguiente, se pararon de la cama y fueron a la ducha con la intención de tomar un baño, pero claro que una cosa llevó a la otra y terminaron sumergidos en una escena erótica y pasional donde las húmedas paredes fueron testigo de su unión. Después bajaron a desayunar  y pasar el resto del día conviviendo con la familia.


- ¿Cómo te sientes, mi amor? – la abraza de lado.

- Feliz, mamá – le devuelve el abrazo – feliz.

- Se nota – sonríe - ¿cómo vas con el proceso de fertilidad?

- Pues vamos – asiente – la próxima semana tengo cita con Carla y Ximena para ver cómo va todo.


¿Han escuchado la expresión "mamá no se equivoca"? la intuición de una madre es más grande que cualquier vidente y más si la conexión que existe con sus hijos es igual.

Lucía vio en su hija un brillo especial que, si bien podía ser producto de su felicidad, también podía ser por otras razones, como un embarazo, por ejemplo. La miro con atención analizando todos sus gestos, sobre todo sus ojos. No quiso decirle nada pues sabía la ilusión que tenía sobre ser madre y si resultaba ser que no, no quería ser la responsable de arruinarle su felicidad.


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