Equipo
La semana pasó, Altagracia y José Luis comenzaban a procesar la noticia e ilusionarse. Durante esos días, cada que tenían tiempo libre se sentaban a planear su futuro, ahora no nada más se trataba de ellos dos, sino que también se incluían esas dos bolitas de células en desarrollo.
Lo primero era definir donde iban a vivir, definitivamente ambos departamentos les quedarían chicos, así que la urgencia de tener casa propia era aún más grande. Al ya tener un mes de embarazo, decidieron que la mejor opción era comprar una casa ya construida, por lo que se enfocaron ya en buscar casas; tenían ya varias en la mira, de hecho, iban saliendo de la consulta con el nutricionista con la intención de visitarlas.
- No se ve nada mal, eh – lee la dieta.
- Obvio no – ríe – tengo que subir de peso, así que me dieron carbohidratos demás.
- Pero carbo buenos – le abre la puerta de la camioneta – hotcakes de avena con zanahoria y nuez, tentadora combinación.
- Si quieres hacerla junto conmigo, adelante – se coloca el cinturón.
- Obvio que la haré contigo – hace lo mismo – vas a cargar con los bebés, lidiar con todos los síntomas del embarazo, el parto, etcétera, etcétera, lo mínimo que puedo hacer es solidarizarme, somos un equipo.
- Te amo, colega – besa su mejilla.
Estuvieron atrapados en el tráfico de la gran ciudad de México, alrededor de una hora, después les tomó media hora más llegar a la primera casa. Era de dos plantas, tenía un jardín amplio, un área de piscina, lo único malo era que estaba muy lejos y Altagracia no estaba dispuesta a recorrer distancias muy largas, así que quedó descartada. La segunda era un poco más chica, por ende, no tenía jardín, así que quedó descarta; así fueron descartando casa tras casa hasta llegar a la última.
La propiedad era de estilo moderno, tenía dos plantas, un jardín enorme, era seguida, es decir que no tenía paredes divisoras, por lo que se veía mucho más amplia, lo único diferente a las demás era que no tenía piscina, sin embargo, si tenía el suficiente espacio como para construir una si así lo deseaban.
- Imagina a los peques correr por todo el jardín – visualiza.
- En ese árbol podríamos construir una casita.
- Hay que comprar un trampolín. De este lado que esté la alberca – señala – claro que construiríamos una cubierta para que esté cerrada cuando no se use.
- Que será la mayor parte del tiempo – ríe.
- Cierto – ríe - ¿Entonces? – pregunta tomándola de la cintura.
- Esta es – sonríe.
Lo siguiente que hicieron fue firmar el pre contrato de compra, ya en la semana su notario público para firmar el contrato oficial y las escrituras de la casa. La compra se la habían dividido entre los dos, así como las remodelaciones que se le harían a la propiedad y el amueblarla.
- Ya quiero saber que son para comenzar a diseñar sus cuartos – acaricia el vientre aun plano.
- No me cabe duda que eres un desesperado de lo peor – sonríe revisando la revista de muebles.
- Son mis bebés, déjame – hace un puchero – oye, aún hay un tema del que debemos hablar.
- ¿La boda? – voltea a verlo.
- Así es – asiente con la cabeza - ¿Cuándo nos vamos a casar? Nomás me dijiste que sí, pero no cuando.
- Pues – piensa – quisiera que fuera después de que los bebés nazcan, diría que también podría ser antes de que siquiera se noten, pero no quiero estar estresada – hace un mohín – quiero disfrutar el embarazo y planear una boda no es muy permisivo que digamos.
- Tienes razón – concuerda – entonces que sea después, ¿te parece cuando tengan un año?
- Un año está perfecto – sonríe.
- En un año nos casamos – se acerca para darle un beso.
Fueron a la corte pues ambos tenían trabajo pendiente que hacer. Altagracia en particular tenía que revisar los trámites referentes a su despacho, aún no hablaba con José Luis pues cuando iba a hacerlo pasó lo del desmayo, después la noticia del embarazo, en fin, fue postergándolo. Sabía que tenía que hacerlo porque planeaba invitarlo a ser socio.
- Rosy, ¿José Luis está en su oficina?
- No se va a desmayar, ¿verdad?
- Espero que no – ríe.
- Sí está en su oficina – sonríe - ¿quiere que le diga que va?
- No, ¿no está ocupado?
- No sé si la señora que entró hace rato ya saldría... - entorna los ojos.
- ¿Era de la corte? – frunce el ceño.
- No, como que acababa de llegar al país, traía maletas.
- ¿Maletas...? – murmura – Voy a ir. Gracias, Rosy.
Tenía todas las intenciones de hablar con él, estaba segura de que lo sorprendería con su propuesta, pero la sorprendida terminó siendo ella. Su propuesta pasó a segundo plano cuando supo que había recibido visita y más por el hecho de que al acercarse la risa de una mujer llamó su atención; la puerta estaba entre abierta, así que le bastó empujarla un poco para poder entrar. Los dos se encontraban muy acaramelados conversando.
Se mantuvo quieta por unos segundos observándolos, nunca había visto a la mujer, pero por la manera en que conversaban, deducía que José Luis la conocía desde hace tiempo pues mostraban cierta confianza y un trato un tanto íntimo. ¿Qué si eso la molestaba? Para nada, o por lo menos al principio, porque cuando pudo notar como la pelinegra acariciaba la mejilla del moreno, le fue imposible no soltar un bufido lo suficientemente fuerte como para que él notara su presencia y su cara de desagrado.
- Alta – camina a ella - ¿llevas mucho tiempo aquí? no te escuche hablar.
- No, no tengo mucho tiempo – dice de brazos cruzados - ¿quién es tu amiga?
- Ah si – la encamina acercándola – ella es Eleonora, una amiga que conocí en España.
- Hola, mucho gusto – extiende su mano – Altagracia, ¿verdad?
- Hola – la estrecha con la mano donde tenía el anillo de compromiso, asegurándose de que lo viera.
- Eleonora, ella es mi prometida y futura madre de mis hijos – sonríe abrazándola de lado.
- Vaya... - asiente la morena - ¿ya le pediste matrimonio? – lo mira sorprendida.
- Así es – sonríe.
Existe el rumor de que entre mujeres se entienden; bueno, pues este fue el caso, Altagracia pudo notar que a Eleonora no fue nada agradable enterarse de que José Luis estaba comprometido, así que supuso dos cosas, estuvo enamorada de él o ella fue con quien mantuvo una relación sexo-afectiva, aunque pensándolo bien, podían ser las dos juntas.
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Inefable
FanfictionLa vida privilegiada de Altagracia, abogada penalista y funcionaria del poder judicial, se disuelve cuando un escándalo sale a la luz... y acusan a su marido de un crimen atroz. "Mi forma de amarte es inefable, pero jamás dudes que te amo, mi amor p...