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Myah caminaba lentamente, a unos pasos de distancia de sus madres, mientras observaba los alrededores. Estaba segura de que el mapa del dispositivo también le había mostrado esa calle, o al menos eso pensaba. A esa hora, la cúpula V empezaba a alistarse para cerrar todo y dar por terminado el día; sin embargo, todavía se podía ver una regular cantidad de personas, ya que cuando la noche caía, las luces de las tiendas y los parques se volvían las atracciones principales para las parejas.

Se detuvo sin darse cuenta, y observó hacia el lado contrario de la calle, apretando inconscientemente sus dedos sobre la correa de su bolso.

—¿Myah? —y entonces su madre la llamó, dándose cuenta que se había quedado atrás, su cabello rubio cayendo a un lado cuando inclinó la cabeza —. ¿Estás bien, cariño?

—Sí, yo... De hecho —Myah se armó de valor, tragando saliva y moviendo su pie nerviosamente —. Hay algo que tengo que hacer...

Fue tentativa, una pregunta implícita, o más bien esperaba que lo tomaran así.

Su mamá alzó una ceja.

—¿Algo que hacer? —repitió y luego miró su reloj de muñeca. Sonaba preocupada, pero Myah la conocía mejor que eso, pues sus labios se curvaron en una sonrisa y sus grandes ojos oscuros la miraron con picardía —. ¿A esta hora?

—Oh —su madre pronto captó lo implicado y sonrió por inercia —. ¿Será que está relacionado con los Merabe?

Myah rodó los ojos. 

—Más o menos...

No era una mentira.

Sus mamás soltaron risitas al unísono y Myah casi pierde el equilibrio por cuán rápido lo aceptaron, como si hubieran estado esperando ese desarrollo de acontecimientos por un buen tiempo cuando ambas sabían que apenas había empezado a hablar con él.

Como sea, lo que sea que estuviera pasando por sus mentes salió a su favor cuando le dijeron que no tardara mucho, y Myah, agradecida, dio media vuelta. Primero caminó, luego aceleró el paso y cuando se aseguró que sus madres se habían distraído, dobló en la primera esquina que vio.

Su corazón latía con fuerza, pero aunque al inicio pensó que se trataba de un predecible miedo, pronto lo reconoció como una inexplicable anticipación. Discretamente, le dio la espalda a la calle principal y sacó el dispositivo de su bolso. En seguida, el mapa volvió a aparecer y como había pensado, estaba cerca del camino marcado.

Tomó una profunda respiración y levantó la mirada. Si quería averiguar lo que estaba pasando, tenía que hacerlo ahora.

Lo que sea que haya estado esperando encontrar, definitivamente no era una vieja entrada a los túneles subterráneos

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Lo que sea que haya estado esperando encontrar, definitivamente no era una vieja entrada a los túneles subterráneos. Llamarla vieja era poco, parecía incluso abandonada, pues parecía que habían tratado de taparla con tablones de madera, y no tenía idea de a dónde dirigía o de cual camino formaba parte. Le había tomado bastante tiempo llegar hasta ahí y le sorprendía que nadie la hubiese detenido en el transcurso. Apenas se había topado con gente, gracias a que el mapa la había llevado por lugares prácticamente vacíos, pero tratándose de la entrada a un túnel, ¿no debería haber más seguridad?

DIGIMON: PROYECTO NEXUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora