XVI

30 4 0
                                    


Quitando unas ramas no tan pesadas del camino, Drey ayudó a que Nesta pudiera levantarse después de todo el caos que había acontecido. Todavía tenía el cuerpo de su arma consigo, pero dudaba que fuera a funcionar idóneamente, por otro lado...

Miró alrededor. Poco quedaba de lo que conocía de la colina. Ahora, la mayor parte había sido deformada por el ataque de Callismon y si no fuera por la zona iluminada de las cúpulas, probablemente ya no sabría hacia donde estaba el Cuartel.

Nesta estiró los brazos apenas tuvo la oportunidad. Gracias a Mammothmon, ni ella ni Drey habían sido golpeados por los elementos de la zona, pero sí que habían terminado básicamente cubiertos por todo lo que uno podría imaginar cuando volvió a ser Bakumon.

—¡Ah, aquí estás! —Nesta se agachó para levantar a Bakumon en sus brazos. El pobre estaba tan agotado que hasta se caía de sueño. Con cuidado, ella le quitó la tierra de la cabeza y le sonrió —. Estuviste asombroso, Bakumon. Te prometo que te daré un premio cuando regresemos con todos.

—Hm... —Bakumon bostezó —. Ya era hora.

Nesta y Drey rieron un poco, antes de volver la vista a... a donde sea que pudieran.

—Primero debemos ir por ellos, huh... —mencionó él, soltando un profundo respiro. Movió su hombro derecho, pues se había golpeado con algo en algún momento, y observó la nueva pendiente, luego hacia el lado contrario: el nuevo acantilado. Una especie de torre de rocas y pedazos de tierra seca, medio enterrada, se había formado.

Nesta exhaló dramáticamente.

—¿Cómo es posible que nos hayamos separado tan pronto? —cuestionó al aire.

Drey negó con la cabeza, una sonrisa divertida. Esa niña sabía manejar muy bien la preocupación o no estaba preocupada en lo absoluto, nunca podía saber cuál era la respuesta y dudaba que T o Ren lo supieran.

Pero tras unos segundos de meditación, volvió la seriedad.

—Creo que debemos ir por Theo y T —comentó él, señalando con la cabeza. Más que probablemente necesitarían de la ayuda de Mammothmon, además de que Joseph y Lina también estaban por ahí. Quería llegar rápidamente por si alguno necesitaba atención médica.

Aunque Nesta no pareció tan segura, sobre todo cuando estaba consciente de que Callismon seguía allí y, si se concentraban, todavía podían oírlo a la distancia.

—¿Qué hay de Ren y Aina? —preguntó, volviendo a mirar hacia una de las pendientes recién formadas —. Callismon definitivamente fue en la misma dirección que ellos... ¿Y quizá estén con Myah? Mientras más tiempo pase, más se alejarán y los digivices no siempre funcionan como queremos.

Era cierto. Con funciones básicas como mapas de lugares o la linterna no había problema, casi algo técnico, pero cuando se trataba de la ubicación de cada uno era más bien condicional y dicha condición requería que un nuevo elegido apareciera. Aina había sido la última, mientras T y Ren habían ido por Theo y encontrado a Myah de casualidad. Si se separaban mucho, no habría manera de comunicarse o encontrarse eficazmente.

Ambos tragaron saliva. Tenían que decidir rápidamente.

 Tenían que decidir rápidamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DIGIMON: PROYECTO NEXUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora