El cielo se había oscurecido, o al menos esa era la impresión que tenía T. Su cuerpo pesaba, le costaba mover las piernas, le ardían los ojos. La realidad era que el humo negro del fuego se alzaba mucho más alto que él. Le costaba respirar, pero no podía detenerse, tenía que encontrarlos.
BAM.
A su lado cayó un pedazo de techo. Las chispas casi le queman la ropa, pero logró alejarse a tiempo.
Tosió.
Escuchó disparos y gritos. Rugidos y muchos otros ruidos que apenas lograba distinguir.
—¡Mamá! —llamó y el polvo y las cenizas entraron en su garganta. Tosió más fuerte, cubriendo su rostro con su antebrazo. En su pequeña mano un dispositivo curioso de color azul cuya pantalla parpadeaba —. ¡Mamá, tenemos que salir! —llegó a la sala y dio un rápido vistazo —. ¡Ma-...!
Ba-thump.
Y se detuvo a medio llamado cuando la encontró... O más bien, cuando creyó que la había encontrado.
T dio un paso hacia ella, luego otro. Sus ojos ampliados al tratar de comprender lo que estaba viendo. La pared de la vieja construcción a la que llamaba casa ya no estaba. En su lugar, un enorme agujero que solo alimentaba las llamas y su madre...
—¡MAMÁ! —T corrió hacia el cuerpo de su mamá y empezó a intentar levantarla, sacar los pedazos de pared que estaban sobre ella.
Su papá... Su papá era más fuerte que él. Tenía que buscarlo, seguro estaba cerca, él no los dejaría. Él-...
A pesar del calor, T se quedó congelado cuando dio otra mirada alrededor. Un poco más allá, el cuerpo de su padre yacía yuxtapuesto al de su madre, como si hubiera querido alcanzarla.
—Pa... —la voz se le quebró en la garganta.
Tenía que irse. Tenía que huir. Pero no podía dejarlos. No podía dejarlos ahí, ¿no? Necesitaban ayuda.
Sus piernas no respondían. Estaba asustado. Oía voces y gritos y explosiones.
De repente, el techo sobre su cabeza voló sin previo aviso y frente a él emergió no solo un enorme digimon, de aquellos que se escondían en la aridez de los alrededores, sino que también luces extrañas y personas uniformadas. Hablaban su mismo idioma, pero ninguno se detuvo a mirarlo cuando pidió ayuda.
¿Por qué pasaba eso? ¿En qué mundo era justo?
T apretó el dispositivo en su mano. Por alguna razón se volvió importante en solo un instante y cuando el digimon atacó, eliminando a los sujetos frente a él como si no fueran más que insectos, aquel instinto que le decía que tuviera miedo, que sintiera pena, que corriera, no se activó.
¿Qué sentido tenía?
El digimon se acercó a él.
Los ojos de T se llenaron de lágrimas.
Y entonces, una pequeña bola de fuego golpeó al digimon con forma de escorpión. Seguida de otra y otra, y otra que desaparecían ni bien lo tocaban.
—¡Flama petit! ¡Flama petit! ¡Flama petit!
Y dos de los sujetos uniformados, una de ellos con uniforme distinto, a quienes apenas pudo distinguir entre todo el movimiento, fuego y humo, se dieron cuenta de él.
ESTÁS LEYENDO
DIGIMON: PROYECTO NEXUS
FanfictionNadie sabe cómo ni por qué, pero para cuando se dieron cuenta de lo que estaba pasando, la Tierra y el Mundo Digital ya se habían vuelto uno. Ahora, con la población mundial reducida a menos de un quinto del total, los digimon se han vuelto una amen...