XV

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Lo último que Theo vio antes de perder la consciencia fue los trozos de tierra explotar a su alrededor.

Con una fuerte inhalación, se sentó de repente, sintiendo un leve mareo por el cambio de posición. Su respiración era agitada y le dolían múltiples partes de su cuerpo, pero al menos podía moverse, lo que significaba que no se había roto nada. Theo trató de relajarse, recordar lo que había pasado. Debajo de él había tierra y pasto, normal, pero alrededor...

—Oh, despertó el bello durmiente —T dijo. A su lado, Vorvomon era la única fuente de luz y calor activa pues tanto piedras como montículos de tierra los rodeaban y se extendían hasta cubrir el cielo, aunque Theo no creía que fuera un lugar tan amplio ni tan alto.

Se llevó una mano a la cara, sintió un espinazo de ardor en la mejilla y observó sus dedos. Entre la mugre y suciedad, un carmesí seco brilló y se dió cuenta que había abierto de nuevo un tajo que no sabía que había empezado a cicatrizar.

—¿Dónde estamos? —quiso saber y luego amplió los ojos —. ¿Qué pasó con Callismon? ¿Y Dorumon? —miró otra vez alrededor, un cúmulo de emociones negativas se arremolinaron en su pecho y estas lo hicieron levantarse, aunque trastabilló, cosa que decidió ignorar —. ¿Y Aina y los demás?

T exhaló, pero fue otra voz la que contestó.

—Woah, tranquilo, Theo —se trataba de Lina, a quien Theo no había notado por la oscuridad. Como él, parecía que había rodado por todos lados antes de terminar ahí. Se sujetaba el brazo izquierdo con el derecho y ya no tenía su arma, por lo que parecía que se había lastimado peor que él o T —. Te golpeaste duro la cabeza, moverte tanto no ayudará.

—Además —esta vez, apareciendo del lado completamente opuesto, Joseph añadió. Theo se forzó a sí mismo a cerrar las ojos y luego a abrirlos para entender por qué de pronto la profundidad de donde estaban parecía más grande de lo que en un inicio había asumido. Joseph se sentó al lado de T —. No es como si pudiéramos hacer algo de momento. Esta... construcción es muy inestable.

Theo frunció el ceño.

—¿Construcción? —repitió.

Joseph asintió.

—Se formó con el ataque de Callismon y quedamos atrapados. Por suerte se hizo una burbuja de aire y quedamos dentro de ella —el hombre suspiró —, pero no sabemos de los demás.

Hubo unos segundos de silencio y T decidió comentar:

—Tu novia seguro está bien, aunque. Estaba con Ren la última vez que la ví —ni siquiera lo miró cuando lo dijo, como si ni eso valiera su esfuerzo.

Y Theo presionó la mandíbula.

—Deja de bromear.

—¿Me ves con cara de estar con ánimos de hacer bromas? —respondió T de forma tajante, recibiendo inmediatamente una mirada de desaprobación por parte de Lina.

—No es momento para esto —ella intentó interceder, pero ninguno de los chicos siquiera le puso atención.

—No debí dejar que Aina viniera... Si tan solo el plan hubiera salido bien o si hubieran sido más rápidos —Theo empezó a murmurar mirando el suelo, apretando inconscientemente su puño.

—¿Disculpa? ¿Dices "hubieran"? —T se incorporó inmediatamente, sin darle tiempo a Joseph siquiera de retenerlo —. ¿Nos echas la culpa? Discúlpeme señorito, ahí estábamos todos luchando, lamentamos no tener la ventaja que tienes con Dorugreymon.

—Pero si-...

—¿Pero si?

—¡Basta los dos! —la voz de Joseph de repente se hizo profunda y gracias al eco del espacio en el que estaban, rebotó y sonó aún más poderosa, dejando fríos a los chicos —. No tenemos tiempo ni ánimos para esto. Si van a usar el oxígeno que tenemos aquí dentro para algo, que sea para discutir cómo podemos salir sin que nos caigan toneladas de rocas encima por favor.

DIGIMON: PROYECTO NEXUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora