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Hay un viento frío que termina por entrar entre sus trajes y los hace temblar levemente.
El clima no es el mejor, aún así puede escuchar los gritos desde las gradas y a los ingenieros trabajar en los coches.
El ruidoso común antes de una gran carrera.

Max dirige su mirada a Sergio su compañero.
El está sonriente mientras observa a todos lados como si buscará algo, tal vez solo está tratando de mantenerse caliente.
Quiere pasarle sus brazos y acurrucarse.

Llevan casi dos años en una relación muy discreta para no tener problemas.
Max conoce ahora el significado de lo que es ser parte de una familia, Checo lo aprecia y Max lo ama.

Toca sus manos como una señal de que quiere estar con el, que necesita su motivación para iniciar la carrera.

El tapatío lo observa con esos bonitos ojos brillantes y amorosos.
El toque es simple y discreto, pero ellos ya se conocen así que lo entienden.

Ambos se alejan de la vista de los curioso hasta estar entre pasillos oscuros y solitarios.

Max es el primero en acercarse, le da un toque suave a los labios ahora fríos por el clima.
Y su mano se atreve a ir más abajo de su cadera, no hay malicia en sus movimientos, solo adoración.
Su mano libre sostiene la mejilla recién afeita.

-Estás frío- le dice con cariño mientras sus narices se rozan y Checo sopla hacia el.
El vapor es cálido y tiene un olor a menta con chocolate, seguramente estaba comiendo dulces antes de llegar.

Max sabe que Sergio suele ponerse nervioso y come algún dulce mexicano.
-no por mucho tiempo- responde el tapatío mientras enroscado sus manos en el cuello de Max.
Busca acariciar su cabello pero la gorra no le permite mucho.

Sus labios se vuelven a probar y Max es capaz de percibir el sabor de Checo por completo.
El mexicano es dulce en todos los sentidos.

-Té amo- se atreve a decir después de un largo rato, sabe que ya se está terminando su tiempo libre, pronto estarán en la pista.
El castaño le sonríe con un brillo hogareño.

-sabes que yo también lo hago- toma las manos del neerlandés y besa sus nudillos.
-cuando termine regresaremos a casa y comeremos un rico manchamantel, enserio te va a encantar- Max se hecha a reír por que su novio lleva insistiéndole mas de un mes que pruebe aquel platillo.
Pero el simplemente no está seguro de probar algo que lleva tanto chile y que aparte lleva chocolate.

-solo si ganas- se atreve a retarlo y ve ese brillo de competencia que siempre aparece cuando menos se lo espera.

Alguien está gritando el nombre de ambos.

-nos vemos en unas horas- Checo besa su mejilla dispuesto a irse, pero Max lo regresa solo para darle el último beso en sus labios.

-nunca puedo tener yo la última palabra ¿he?- le pregunta risueño mientras caminan hacia la pista.

Se despiden de nuevo con un gesto de muñecas y cada uno sale por fin a tomar sus posiciones.
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Estamos aquí con un nuevo material.
Especiando sea de su agrado.
La verdad es que estaba triste así que no me culpen!

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