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Toto miro de nuevo su reloj de oro en su muñeca izquierda.
Eran pasadas de las nueve de la mañana y no había señales de que el chico misterioso apareciera.

Observó a Christian, estaba seguro que abriría una zanja si seguía con ese paso.

-tal vez se arrepintió- dejó salir el comentario tratando de apaciguar el ambiente que cada vez se ponía mucho más tenso.

-pues lo buscaré, lo encontraré y le daré clases de como no puede dejar a un adulto mayor esperando- el jefe de Mercedes río.

-¿adulto mayor? Un adulto mayor definitivamente no podría hacer lo que tú hiciste anoche- contestó con picardía.

Christian se sonrojó per, justo alguien tocaba la puerta de la extensa oficina que estaban habitando.
Vio a su rival correr hacia ella y abrirla con exageración.
Le dolía e pecho por la forma tan descarada que tenía Christian de hacerle ver que aún no se despedía de Sergio.

Suspiro con resignación, solo tenía que apoyarlo y callar.

Todo aquello le parece demasiado, hasta que lo vio.
Entonces Toto Wolff supo por que el chico era "el chico".

Se levantó por inercia y se acercó como si aquello de pronto fuera a explotarle en la cara.

El cabello quebrado y castaño, las pecas bañando su añiñado rostro, los ojos castaños y la forma de sus labios.

Era como ver a Sergio, sin duda.
Ver un reflejo del Sergio que comenzó desde abajo.
Aquel que había corrido desde la fórmula BMW.
Las pecas estaban mucho más marcadas por supuesto pero era su vivo reflejo.

Entonces se preguntó si el chico podría ser algún familiar.
Su hijo definitivamente no. El joven era muy grande para ser hijo de Sergio.
¿Que tal su hermanastro? ¿Primo? Toto no sabía que podría ser pero juraba que era un familiar.

-Wolff no asustes a mi Nuevo asesor de imagen- recibió un regaño suave pero severo de Christian.
El asintió cuando noto la cara que su acompañante tenía.

-¿eres de Guadalajara?- pregunto sin pudor.

Las cejas del joven se fruncieron.

-No que yo sepa- respondió con un perfecto inglés.
No tenía el acento tampoco, se dijo así mismo mientras trataba de tomar notas mentales.
Checo lo tenía, esa forma en particular que dejaba claro que aunque hablara el inglés no era su lengua materna.

-¿que tal Mexico?- el gesto de sus labio se pronunció, lo hacía ver mucho más joven.
!Ni si quiera tenía vello facial¡

-Toto- advirtió el jefe de Red Bull

-mi madre era mexicana- respondió encogiendo sus hombros, el mayor tomó asiento.

Toto le ofreció entonces sentarse también.
Christian lo hizo en seguida.

Los movimientos del chico eran inseguros, pero tomó asiento frente a Wolff.

-¿que tal un té? ¿Café?- pregunto Horner.

Pero Wolff ya había pedido con anticipación una mesa para el desayuno.

-no durará ni quince minutos- dijo mientras animaba al chico a seguir.

-Mi nombre es Sebastián Parker- extendió su mano primero hacia Cristhian, quien la apretó con suavidad.

Para Toto no pasó desapercibido el gesto de nostalgia que tenía.
El brillo en sus ojos y la sonrisa fugaz.
Apretó los puños bajo la mesa.

Tenía miedo de la decisión que ambos pudieran tomar.
-el es Toto Wolff- fue su momento de saludar.
Este este dio su mano y la tomó.

Era delgada y suave.
Sergio tenía las manos con callos y no eran suaves por el entrenamiento que tenía que hacer el piloto.

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