CAP. 1 Ojos Grises

266 31 1
                                    


◯ ☽ ◑ ● ◐ ❨ ◯

|CAPITULO 1|

◯ ☽ ◑ ● ◐ ❨ ◯

...Ojos Grises...

L.A. 3 a.m. dos días antes...

—Cariño, puedes venir un momento. —alguien habla a mis espaldas, y sé que es a mí.

Mi respiración es jadeante mientras hago mi último paso. Coloco una de mis manos en mis caderas y la otra extiendo hacia mi rostro pasando la manga de mi sudadera por mi rostro secando la poca transpiración que pintó toda mi piel.

La música estaba aturdiendo mis tímpanos pero no me importó, solo deseo liberar las cargas que tengo acumulada en mi cuerpo. El baile libera mis nervios. El baile es mi des-estresante diario. Bailo cuando me siento triste, bailo cuando estoy feliz, bailo cuando me estreso, bailo cuando algo me sobrepasa, bailo cuando lo siento.

El baile es algo que me ayuda a seguir viviendo y luchando por la vida. No podía seguir sin bailar, he vuelto a hacer esto después de mucho tiempo. Y estoy agradecida de poder estar aquí nuevamente.

La profesora me sonríe desde lejos y me hace una seña para qué deje de bailar, lo hago y jadeo un poco, la traspiración cae por mi frente hacia mis mejillas y lo seco con la mangas de mi sudadera nuevamente mientras ella se acerca a mí.

—Chicas, un descanso breve y luego continuaremos—comunica a todas mientras con su control remoto baja el volumen de la música. Clava su mirada en mí y sé que nada bueno vendrá —, puedo notar lo tensa que te encuentras. Puedes lastimar tus músculos si haces un mal movimiento.

—Lo lamento—me disculpo, aun jadeando.

—¿Todo bien por casa?, digo ¿Todo bien por G.D? — su pregunta hace que casi me atragante con mi propia saliva ¿casa?¿realmente tengo casa?. Esa palabra jamás ha estado en mi vocabulario con anterioridad.

Si ella supiera que jamás tuve una casa en realidad, que todo era una farsa para la sociedad y los socios de mi padre. Nada era real, ni siquiera su cariño y sus regalos hacia mí o eso es lo que creo hasta hoy en día, jamás ha demostrado lo contrario tampoco, es más afirma mi teoría con sus actos.

Clavé mis ojos en ella, es una mujer de mediana edad, debe de estar pisando los cuarenta pero se mantiene joven, las arrugas apenas si se están empezando a notar. Aunque una persona desconocida diría que tiene unos treinta años pero yo que la conozco desde que estoy aquí sé que es una mujer mayor. Su cabellera es de un tono avellana que cae por sus hombros en delicadas ondulaciones, le llega hasta las costillas pero en estos momentos los tiene atado en una cola de caballo bien hecha. Sus ojos son marrones que deslumbran amor, un amor sincero que nunca antes había recibido y por esa extraña razón hago viajes de horas para estar aquí. Es un poco más alta que yo, su cuerpo es delgado pero tonificado. Seguro sigue una dieta estricta y va al gimnasio de seguido como yo lo hago (intento hacer) o a veces salgo a correr.

—Si todo bien, solo estoy algo cansada—me obligo a responder con una sonrisa forzada, solo para demostrarle que estoy bien, pero no es más que una vil mentira. —, últimamente ando muy estresada por la universidad. Debo exponer una obra que hemos hecho mi amiga y yo.

Ella me sonríe con cariño y acaricia mi mejilla con sus delicados dedos.

—Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea ¿no es así? —asentí y la abracé. Se sorprendió al principio pero después envolvió sus brazos alrededor de mí. —Oh cariño mío, no sabes cuánto se regocijan mis brazos cada vez que te abrazo.

Black Dawn [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora