CAP. 21 «¿descansa?»

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|CAPÍTULO 21|

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...«¿Descansa?»...

VAUGHAN HORTMANN


«Descansa»

¿Descansa?, ¡¿Jodidamente lo decía en serio?! ¡Descansa y una mierda!. 

Salgo del maldito ascensor y voy detrás de ella dando zancadas largas, doblo en el mismo lugar que ella y la sigo en el pasillo. Parece distraída pensando en cuanto llega a la puerta la abre. Se detiene y observa la habitación como si no quisiera estar allí, mientras yo me acerco a ella.

—Si no quieres estas allí, ¿Por qué coños has abandonado la nuestra? —le reclamo.

La indiferencia de esta mujer me enojada, parece no dolerle nada, lo mismo hizo en el ascensor evitando mi mirada y mis preguntas. Me volveré jodidamente loco.

Intenta cerrar la puerta pero llego a tiempo y pongo la punta de mi pie entre el marco de la puerta y esta, evitando que la cierre. Ella gruñe. 

—¿Qué haces aquí? ¿Por qué no te vas a tu habitación?—brama clavando sus furiosos ojos en mi—¡Déjame sola! Tienes tu habitación, ¡Vete!.

—No lo haré—gruñí.

Ejercí un poco de fuerza y abrí la puerta, en ese instante la manta cae al suelo y gruñe.

—¿Cuándo me dejarás en paz? ¿Acaso no entiendes el lenguaje de indiferencia o del rechazo? —refunfuña alejándose. —Vete de aquí, está es mi habitación, yo la estoy pagando. —dice mientras se inclina, baja la cremallera de sus botas y luego se las quita tirándolas en alguna parte de la habitación, luego sigue con la chaqueta de cuero que tiene puesta, por ultimo se recoge el cabello en un moño alto.

Frunzo mi ceño.

—¿Quien dice que lo haces?.

—El recibo de mi tarjeta—se encoge de hombros. —Nunca dejo que nadie se haga cargo de mis gastos, soy perfectamente capaz de hacerlo.

¿Cómo que el recibo de su tarjeta? ¿Acaso en este hotel no pueden hacer bien su trabajo?.

—No estás pagando, yo estoy pagando tu habitación —digo sobando mí nunca, deja de pelear con su bolso y dirige su mirada a mí.

—¿Por qué?, no te he pedido que lo hagas, así que has el favor y deja de hacerlo.

Ruedo mis ojos.

«Joder aparte de borracha, es berrinchuda.»

—No lo haré.

—¡Joder, hombre! ¡¿Que tengo que hacer para que me dejes en paz?!—explota.

—Baja el tono, y ve a ducharte—me agacho y recojo la chaqueta de cuero del suelo, la depósito sobre la cama y ella tambalea hasta llegar a mi.

—¿Te habían dicho lo mandón que eres?.

—Si

Se pone de puntillas y jala del cuello de mi saco, me inclino dándole lo que quiere y sonríe.

—¿Por qué eres tan alto?

—¿Y tú por qué tan pequeña? —me mofo.

—Que tú seas una palmera no significa que sea pequeña, tengo mi metro setenta. Tan pequeña no soy—roza sus labios sobre los míos y la tomo por la cintura.

Black Dawn [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora