7 🤍 Quiebre

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—El último bocado, di “ah” —dijo Geto acercándole los palillos con el almuerzo a su novio. Quien comió la deliciosa pasta con sus mejillas rojas y una sonrisa al masticar.

Geto sonrió divertido —¿en qué momento te volviste así de obediente?

Satoru llevo sus manos a su pecho de manera exagerada —es el efecto que provocas en mi, corazón. —Dijo dramáticamente.

Ambos se arreglaron y tal como Satoru dijo, caminaron por bastantes horas para mostrarle cada hectárea de la hermosa residencia.

Geto miraba curiosos y sorprendido lo detallada que era el diseño, los jardines llenos de árboles y flores de diversas variedades. Los puentes y caminos. Todo era bellísimo.

Gojo se detuvo en una sendero de piedra blanca, rodeado de árboles de cerezo. —Solia caminar aquí con mi madre.

Geto observó su expresión neutral —lamento que muriera tan pronto.

Gojo sonrió y entrelazó sus manos —ahora te tengo a ti y eso es lo más importante.

Ambos caminaron por aquel sendero, con el viento golpeando con suavidad sus rostros.

Después de aquel recorrído, fueron a su dormitio que compartían, sacaron lo escencial para poder estar una semana en la mansión mientras contrataban una mudanza.

Tuvieron una cita en uno de sus lugares favoritos, el arcade de videojuegos. Pasarom un día y tarde agradable. En la que Geto no recordó ni por un segundo la muerte de Amanai o el sentido de su deber como hechizero.

Para el atardecer llegaron a la escuela de hechizeria. —Llegas veinte minutos tarde, Satoru.

Regaño su profesor apenas puso un pie dentro. —Una disculpa profe, tuve una pequeña distracción.

El intimidante hombre miro a Geto a su lado y nego —debi suponerlo. Suguru, no olvides que mañana vas en busca del objetó maldito de grado especial.

Esté bufo cansado soplando se fequillo —de acuerdo. Entonces nos vemos, profesor, Satoru.

Dijo girandose y decidido a irse, Gojo frunció su ceño con una expresión molesta. —¿Qué fue eso?, despídete bien.

El brazo del pelinegro fue tomando girandolo rápidamente, su cintura fue también tomada, acto que dejó sus cuerpos juntos.

Inclino estos y descaradamente unió sus labios en un profundo beso, Suguru sintio su cara arder.

Gojo reincorporo sus cuerpos  y sonrio divertido al ver su expresión. —Nos vemos en la noche.

Geto lo miro atónico y luego a su profesor quien también tenía una cara algo sorpresiva. Asintió apenado y se fue corriendo.

Gojo rio y se giró a su profesor. —¿Y bien? Dónde iré a patear traseros.

                               🤍❤️‍🔥🖤

El pelinegro se encontraba arreglando en la recámara principal sus cosas las de su novio, ropa y productos personales.

Mientras metia la última prenda de Satoru en el closet, giró su vista a un reloj en la esquina de la habitación. Eran ya pasadas las once de la noche.

—Ya es muy tarde, tal vez no regrese hasta mañana... como siempre.

Se recostó en medio de la enorme cama, mirando al techo sin expresión alguna. La casa silencia totalmente, aunque era hermosa, ahora entendía porque su novio jamás quiso vivir allí y prefería hacerlo en el dormitorio a su lado.

BAJO EL MISMO AZUL 💙 / SatoSuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora