40🫧Luna de miel+18 🌼

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La brisa marina acariciaba suavemente el rostro de Suguru mientras abría los ojos, sintiéndose confundido por un momento. El sonido de las olas y el aroma salado del mar lo envolvían, y al estirarse sobre las suaves sábanas, un suspiro profundo escapó de sus labios.

Observó el anillo dorado en su mano, su brillo reflejando la luz del sol que entraba por la ventana. El calor que sentía en su pecho no era solo por el clima, sino por la felicidad abrumadora que lo invadía. Contuvo la sonrisa que amenazaba con desbordarse, pero era imposible reprimir por completo la alegría que lo llenaba.

Se levantó con energía, dispuesto a aprovechar cada momento de este tiempo que tenían solo para ellos. Tras un baño relajante, se dedicó a prepararse con esmero. Frente al espejo, aún con el cabello húmedo, se aseguró de cuidar cada detalle, aplicando sus cremas favoritas para que su piel luciera suave y perfumada. Quería estar perfecto para Satoru, verse deseable en cada aspecto.

Eligió un atuendo atrevido, un saco de dormir transparente y un mini short blanco, algo completamente nuevo para él. Se miró al espejo, evaluando su reflejo desde todos los ángulos. Apretó los puños y se dio valor. —Soy el esposo de Satoru, esto no puede darme vergüenza — se dijo con firmeza antes de avanzar hacia la cocina.

Al acercarse, el delicioso aroma de la comida casera lo guió. Se asomó con cautela y su respiración se aceleró al ver a Satoru de espaldas, apenas vestido con un short negro que colgaba bajo en sus caderas.

Los músculos de su espalda se movían con gracia mientras cocinaba, su cabello plateado desordenado en un estilo encantador.

Suguru no pudo evitar morderse el labio, sus pasos ansiosos lo llevaron a acercarse a Satoru, rodeándolo por detrás. Satoru soltó una risa suave, girando ligeramente la cabeza.

—Buenos días, esposo —dijo, su voz cargada de calidez y complicidad.

Suguru sonrió traviesamente mientras lo apretaba un poco más.

—Buenos días. No sé qué es mejor: que estés preparando el desayuno o el hecho de que estés semidesnudo.

Satoru se rió con diversión, devolviendo su atención a la sartén.

—Parece que amaneciste hambriento. Acomoda la mesa, te serviré el desayuno.

Después de un beso suave en la mejilla de Satoru, Suguru obedeció, preparando la mesa con manteles, vasos y todo lo necesario. Mientras lo hacía, no pudo evitar lanzar miradas furtivas a su esposo, el deseo creciente en su interior.

Satoru pronto apareció a su lado, sirviendo dos tazones de frutas cortadas con precisión y varias tortitas de avena doradas. Suguru, sorprendido por la dedicación de Satoru, elevó la mirada, admirando el amor que su esposo ponía en esos pequeños gestos.

—¿En serio hiciste todo esto tú solo? —preguntó, sus ojos brillando con emoción.

Satoru sonrió, colocando una mano en su cintura.

—¿Dudas de las habilidades de tu fabuloso esposo? —se inclinó, susurrando cerca de sus labios—. Haría cualquier cosa por ti, eso incluye prepararte un desayuno especial.

Suguru le devolvió la sonrisa, sintiendo una mezcla de amor y deseo.

—Eso lo sé muy bien, pero estaría aún más feliz si me acompañas.

Satoru no lo dudó, sentándose junto a él. Mientras comían, el ambiente era cálido y relajado, lleno de risas y conversaciones triviales. Sus miradas conectaban constantemente, sus corazones latiendo al unísono en una burbuja de felicidad de la que no querían salir.

—Todo estuvo delicioso, Satoru. Realmente te luciste —Suguru tomó la mano de Gojo, acariciando el dorso con su pulgar—. Te amo, Satoru. De verdad lo hago, y te juro que te lo recompensaré algún día.

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⏰ Última actualización: Aug 19 ⏰

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BAJO EL MISMO AZUL 💙 / SatoSuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora