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Un mes completo había pasado desde que la familia de Geto había aceptado a Satoru como uno de ellos.

Poco a poco las habitaciones del templo se fueron vaciando hasta quedar desoladas.

—Ya todas nuestras cosas están allá, solo falta comprar nuestra cama. Dijiste que querías la mas grande.

Necesitamos un buen espacio para darnos amor, una King estaría bien.

Suguru apretó sus labios con sus mejillas rojas ante las desvergonzadas palabras del albino.

—Te voy a colgar si continúas con tus obscenidades.

Amenazo apartando su celular de su oreja.

Ya, ya, pero enserio es importante, porque no me esperas en el templo y paso por ti al anochecer. Todos ya viven en la mansión menos tu y yo.

Suguru abrió las puertas del templo con un suspiro —de acuerdo, pero no tardes demasiado.

Una risa pícara se escuchó del otro lado del teléfono —claro que no, mi amor, nos vemos luego.

Satoru guardo su celular aún con su sonrisa de enamorado cuando la presencia de su maestro a sus espaldas lo dejo inmóvil.

—¿Mi amor?

Tragó en seco ante el nerviosismo en su pecho, se giró con una forzada sonrisa despreocupada —una nueva aventura, nada importante.

Yaga levantó su ceja intrigado —después de tantos años, parece que has decidido vivir nuevamente.

Gojo agradeció que sus ojos se encontraran vendados, si no sería demasiado obvio. —Claro, pero lo más importante es mi deber por ahora, iré a investigar el caso de Shibuya.

Paso de largo al mayor creyendo que se había librado.

—Satoru, espera.

Se detuvo en seco con un semblante serio ante el tono gélido en su maestro.

Se giró con la misma seriedad —¿qué sucede?

Yaga lo miro fijamente —hay nueva información sobre Suguru, dicen que tiene a su mando un culto completo. ¿Has estado al pendiente de su paradero?

Por unos segundos se quedó callado —no, Suguru tomo otro camino y yo no fui tras de el, ni hace años, ni ahora lo haré.

—Si no lo encuentras, alguien más lo hará... Y temo que no terminara muy bien para el, ni para ti. Los altos mandos lo quieren muerto y pronto.

—Aún lo amas, ¿no es así?

Gojo aclaró su garganta y sonrió continuado su paso —¿a si?, pues que tengan suerte.

Metió las manos en sus bolsillos, poco a poco esa sonrisa se fue desvaneciendo. Si esos eran los planes de los vejestorios el personalmente se encargaria de frustrarlos desde todos los ángulos posibles.

(Flashback)

—Megumi, necesito hablar contigo.

El joven que hacía su tarea al lado de su hermana miro a Gojo desinterésado.

—Ahora no, estoy muy ocupado.

Satoru suspiro con fastidio —entonces cuando acabes ven a la biblioteca.

Dos horas más tarde el niño despidió a su hermana y fue a la biblioteca, encontró a su cuidador leyendo un libro de psicología.

—¿Querías hablar conmigo?

BAJO EL MISMO AZUL 💙 / SatoSuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora