05 | alive again

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Cuando Cellbit despierta por segunda vez en el día, su cabeza le duele y da vueltas. Había soñado con algo de vuelta. En su sueño, no podía moverse ni hablar, pero si escuchar. Estaba en el cementerio con la anciana otra vez, y ella le decía, con voz firme ❝Aprovecha tu nueva chance Lange, no lo arruines de vuelta.❞

Mira a su alrededor, confuso, y nota que está acostado en el sofá. Se pregunta cómo llegó hasta allí si se había acostado en su cama, hasta que los recuerdos sobre Roier y su viveza invaden su mente. 

¿Había sido nada más otro sueño? No. Si lo hubiera sido, se hubiera levantado en su dormitorio, no en la sala de estar.

No tiene tiempo de pensar más, porque una conocida voz suena a sus espaldas. 

— Te despertaste. ¡Me asustaste, pendejo!

Cuando se da vuelta, lo ve. 

Roier. 

La prueba viva de que no había sido ningún sueño.

La respiración de Cellbit se atasca en su garganta, y sus ojos se abren, mientras trata de dar crédito a lo que está viendo. Solo hay una forma de creerlo. Sus piernas tiemblan, como todo su cuerpo, por lo que hace un esfuerzo enorme por levantarse del sofá y caminar hasta donde su esposo, vivo, está parado.

Pero lo logra, y cuando se encuentran frente a frente, Roier se incomoda por la forma en que esos ojos celestes lo miraban, como si no pudieran creer lo que estaban presenciando.

— ¿Qué pasa, Cellbit? ¿Por qué me...?

Su pregunta queda en el aire cuando siente los fuertes brazos de Cellbit envolver su cuerpo, dándole el abrazo más necesitado que jamás le habían dado. 

Los brazos del rubio aprietan su cuerpo, y no lo sueltan, como si tuviera miedo de que se vaya a algún lado. Lo toma por sorpresa, y tarda unos segundo en corresponder el abrazo, de forma más suave que el contrario. Cuando lo hace, siente que Cellbit suspira, como de alivio. No lo comprende.

Permanecen unos minutos, abrazados. Cellbit huele el aroma de Roier, sin ningún temor ni vergüenza. Huele a perfume de lavanda, y al rubio le gusta. 

El castaño siente el cuerpo ajeno temblando, y lo sostiene para que no se caiga al suelo. En un momento lo siente ¿sollozar? ¿Qué está sucediendo?

— ¿Qué pasa, Cellbit? — repite su pregunta, con confusión. Ahora no había ninguna duda de que el rubio sollozaba contra su hombro. — ¿Acaso me voy a morir o qué? ¿Por qué tan cariñoso? — intenta hacer una broma, pero sabe que le salió mal cuando siente a Cellbit sollozar más fuerte sobre su cuerpo y apretándolo con más fuerza. — Cellbit, amo los abrazos más que nada en el mundo, pero me estas dejando sin respiración.

El rubio se asusta y lo suelta rápidamente. ¿Sin respiración? ¡Dios mío, de vuelta no! 

Una leve risa sale de la garganta de Roier. Está a punto de decir algo, pero un rugido del estómago de Cellbit rompe el silencio.

— Ven, yo ya desayune, pero te acompaño. Vamos al comedor. — sonríe con amabilidad, y Cellbit asiente mientras lo sigue, mientras se limpia la lágrimas.

Llegan al comedor y Cellbit se sienta, mientras Roier busca el desayuno a la cocina. Vuelve con un plato de chilaquiles que olían muy bien. El rubio come en silencio, pero no saca su vista de Roier, quien jamás se ha sentido tan confundido.

— ¿Cellbit? — pregunta, despacio. Su esposo, a quien apenas conoce, acaba de tener un ataque, y tiene que saber si es algo normal si quiere vivir con él en el mismo techo. — ¿Qué paso?

El rubio lo mira, y el castaño se estremece, porque se siente un animal de un circo por la manera en que esa mirada estaba fascinada. Jamás lo habían mirado asi.

— Simplemente... tuve una pesadilla, eso es todo. Me pasa cuando estoy muy estresado, lo siento. — responde Cellbit, con simpleza.

Y realmente deseaba que todo lo que había pasado lo haya sido. La pelea, el accidente, su muerte... que todo eso solo haya sido parte de una pesadilla demasiado realista, pero el rubio sabe que no es así. 

La muerte de Roier sucedió, fue real. Pero había sido tan real como es este momento, tan real como es el Roier que está enfrente de él, que lo mira un poco preocupado y confundido.

No lo entiende, no entiende absolutamente nada. No entiende cómo es posible que haya retrocedido cinco meses en el tiempo. No entiende como carajo es posible que sea el día 18 de junio. 

Y más que nada, no entiende cómo Roier esta ahí, con su viveza y espíritu intactos.

Pero si se trataba de una segunda chance, Cellbit no se atreverá a desaprovecharla. No piensa perder a Roier de nuevo.

ˋˏ ♡ ˎˊ

Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora