22 | destiny

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❝Para vivir en el amor
basta que un alma nos sonría
¿Qué nos importa que el dolor
con un rictus de vencedor
exhiba su máscara fría?

Para vivir en el amor
basta que un alma nos sonría.

Para luchar contra el destino
basta que un alma nos escude.
Torvo y siniestro, en el camino,
que el búho envidioso y cetrino
nos grite al paso y se demude.

Para luchar contra el destino
basta que un alma nos escude.

Para librarnos del olvido
basta que un alma nos comprenda
¿Qué importa el ser o no haber sido
o que el destino adverso, herido,
sus iras trágicas encienda?

Para librarnos del olvido
basta que un alma nos comprenda.❞

"Ritornello" de Abraham Valdelomar.

ˋˏ ♡ ˎˊ

La felicidad sin ninguna clase de problemas es algo efímero.

La paz dura solo un instante, demasiado corto.

"¿Podemos hablar en tu oficina mañana? Por favor, Roier. Dije cosas horribles esa noche, necesito hablar contigo para disculparme. No quiero que terminemos en malos términos."

Ese es el mensaje de voz de Quackity que Roier se ve obligado a escuchar. No quiere hablar con él, no quiere verlo, pero tampoco le gusta estar en malos términos con el pelinegro, y su corazón es demasiado amable para su gusto. Así que termina aceptando.

Primer error.

No le comenta nada a Cellbit al respecto. Desde su cumpleaños, se han acostumbrado a contarse todo, pero no quiere confesarle que está a punto de verse con su ex. No le gustaría que el rubio se haga ideas equivocadas.

Segundo error.

A la mañana siguiente, Roier espera a Quackity en su oficina. Aceptó hablar con él nada más para escuchar lo que el pelinegro tiene que decir para justificarse de todas las cosas que dijo aquella noche, y para aclararle que está en una feliz relación con Cellbit, con intenciones de que lo deje en paz.

— Señor De Luque, hay un muchacho preguntando por usted. Su nombre es Quackity Vlogs. ¿Lo hago pasar? — la voz de su secretaria se escucha por el altavoz de su teléfono fijo, desconcentrándolo de su papeleo.

— Déjalo pasar, gracias.

Minutos después, Quackity cruza la puerta de su oficina. Incluso con el beanie puesto, se nota que está un poco despeinado. Lentes de sol tapan sus ojos y viste ropa deportiva. Parece cansado.

— Hola, Roier. — saluda, con cordialidad. Parece nervioso.

— Hola, Quackity. — se sorprende por la poca expresión que refleja su voz.

Hay unos instantes de silencio incomodos que el pelinegro rompe. — Que lindo día ¿no?

Roier alza una ceja. — Esta nublado.

Quackity se acerca a la gran ventana que Roier tiene detrás de su escritorio, el castaño solo lo sigue con la mirada.

— Es cierto. — dice, observando el afuera. Lentamente, cierra las cortinas.

— Quackity... — Roier suspira, mientras se para de su silla y se apoya contra el escritorio. — Vamos al punto ¿okey? ¿Qué querías decirme?

— Lo siento... — el azabache baja la cabeza. — Dije muchas cosas horribles ese día, lo siento mucho. Me encanta conocerte y todos mis recuerdos contigo son muy preciados para mí...

Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora