11 | work

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Cellbit está en la puerta de la oficina de Roier, mirándola con indecisión. Una de las razones por la cual el castaño le había pedido el divorcio fue que tomó una decisión que perjudicó el trabajo de Roier, pero no sabía cuál.

Quiere entrar y saber todo de su empresa pero no sabe si a Roier le gustará que interrumpa su momento de trabajo. Duda unos segundos, hasta que finalmente posa su mano en el picaporte, y empuja para entrar.

Cuando entra, Roier no está trabajando, sino mirándolo con una sonrisa.

— Vi tu sombra por el rabillo de la puerta. Ya me estaba preguntando si ibas a entrar o no.

— No sabía si iba a molestarte. — balbucea, sintiéndose nervioso.

— Nunca molestas. — tararea Roier, mientras empieza a girar en su silla con rueditas. — Que me interrumpan mientras trabajo es una distracción muy bonita.

— A mí también me gusta mucho. — susurra Cellbit, mientras comienza acercarse a donde está su esposo.

— ¿En serio? — contesta Roier, sonriendo. El rubio lo mira en silencio, porque lo dijo de forma baja para que el contrario no pudiera escuchar, pero lo aun así lo hizo. — Lo haré más seguido entonces.

Cuando Roier deja de dar vueltas en el lugar con la silla, Cellbit está más cerca que antes. A falta de otro asiento, está sentado en un extremo del escritorio con las piernas cruzadas entre sí.

Su cabello rubio oscuro, casi castaño, está despeinado y levemente mojado, y sus mejillas están sonrosadas.

Debe haber salido de la ducha hace un rato. La vista es demasiado sexy para los ojos del castaño, así que desvía la mirada.

Aun con una generosa distancia, sus fosas nasales pueden oler el perfume masculino y caro de Cellbit.

— Tu perfume es muy fuerte — no puede evitar comentar. — Lo puedo oler desde aquí.

— ¿No te gusta? Es Gucci, fue un regalo de una de mis hermanas.

— Nunca dije que no me gustara... — murmura, y el rubio se ruboriza, pero Roier no lo nota. — ¿Viniste para hablar de algo en específico? ¿O solo estabas aburrido?

Cellbit recién recuerda para lo que vino. — Ah, sí. Quería que me contaras sobre tu trabajo.

— ¿Mi trabajo?

— Sí, quiero que me cuentes de que se trata, tal vez pueda ayudarte de vez en cuando.

Roier lo mira sonriendo. — Te contaré sobre el mío, pero si primero me cuentas sobre el tuyo. ¿Va?

— Está bien. — acepta, sin discutir. — Trabajo en una agencia de detectives y policías privados. Ya sabes, de esos que en las películas de acción son contratados por el FBI, y así. Soy más de la sección de logística, pero cuando mi padre se jubile, seré el director.

— ¿Trabajaste con el FBI? — cuestiona con notable asombro Roier.

— Pues yo no, pero varios de mis detectives sí. — se encoge de hombros. — No es la gran cosa, el FBI es solo una agencia de policías más.

— Esa fingida humildad. — ríe el castaño. — Vaya, mi trabajo suena tonto después de eso.

— No digas eso. ¿De qué se trata?

— Lucho por los derechos de los animales, el cambio climático, y todo eso. — lo dice como si no fuera gran cosa, pero parece orgulloso. — Es una asociación, yo soy el director.

— ¿Tonto? ¿Estás bromeando? ¡Es increíble, Roier! Te felicito. — se sorprendió. — Aunque te imaginaba trabajando de otra cosa, sinceramente.

Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora