08 | bee

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Roier sale de la piscina cuando las yemas de sus dedos están completamente arrugadas. Por él seguiría ahí adentro, pero el hambre lo obliga a salir cuando Bagi y Etoiles traen snacks, como papas fritas, nuggets, etcétera. Su estómago ruge como un león, asi que intenta apresurarse en su camino hacia la comida.

Pero en su apuro por ir a comer, pisa algo y lanza un alarido de dolor.

Antes del que el castaño pueda reaccionar, Cellbit está a su lado, preguntando qué pasa. Roier levanta la planta de su pie y la ve claramente: tiene una abeja clavada. Amaba las abejas, tiempo pasado.

— Pisaste una abeja, y te clavó el aguijón. — dice el rubio. — Déjame que te la saque.

— Ya lo sé, Cellbit. Yo también veo a la pinche abeja clavada en mi pie. Aunque gracias por avisarme. — gime Roier, mientras trata de sentarse.

Cellbit lo mira en silencio, mientras lo ve sentarse en el césped. — ¿No eres alérgico verdad?

— No. No me duele mucho tampoco, no pasa nada. — responde, pero tiene tres lagrimas traicioneras rodando por sus mejillas.

— Hay que sacarla Ro, y lavarte con agua y jabón.

— De acuerdo, ahorita lo hacemos. Quiero algo de comer. — confiesa con desesperación. Cellbit lo observa en silencio durante unos segundos, y luego ríe.

— Si te traigo algo de comer, ¿me dejarás ayudarte con la abeja? — pregunta, aun riéndose, Roier asiente.

Cellbit va hacia la mesa y se roba un par de nuggets, se los da a Roier y él los devora en silencio.

Luego de tragar, lo mira con ojos expectantes, aún con la abeja en su pie. Cellbit lo ayuda a levantarse y le pide que deje el pie levantado. Rodea su cintura con su brazo, posa su mano en su cadera, y Roier mentiría si dijese que el tacto no lo está poniendo nervioso.

Empiezan el tramo hasta la reposera más cercana. Roier siente la mano del rubio en su cintura, firme pero suave. Cellbit en el camino hace comentarios como "falta poco" o "pobre abeja, la mataste" y el contrario se ríe suavemente.

Una vez que llegan a la bendita reposera, la mano se aleja, provocando que el castaño bufe.

Roier se sienta e intenta sacarse la abeja. El resto de los chicos no parecen haberse preocupado demasiado cuando su esposo avisó que había sido atacado por ese insecto. Cada uno están en sus cosas, nadie se había preocupado mucho, pero Cellbit era la excepción.

— ¿Puedes? — pregunta el susodicho, y se sienta a su lado.

— No. — confiesa, bufando.

—¿Me dejas ayudarte? — pregunta, sonriendo. Su sonrisa es hermosa, tiene dos colmillos marcados y se ve muy atractiva.

❝Ayúdame a dejar de pensar en lo atractivo que eres❞, piensa el castaño.

— Si, por favor. — responde en realidad.

Le duele cuando intenta sacarle la abeja, y cuando lo hace, limpia la herida con agua y jabón. Duele y arde, el pie comienza a hincharse y a ponerse rojo.

— Quédate descalzo y no pises. Te va a doler.

— Está bien... ¡Que traicionera! Y con lo mucho que me gustaban las abejas. — resopla.

— No te pico tonto, tú la pisaste.

— ¡Pero me picó antes de morir!

— Supongo que fue un método de defensa.

— Cellbit, ¿Estás defiendo a la abeja? ¿La abeja que me picó? ¿Qué me hizo doler? ¿La abeja que hizo sufrir a tu esposo? — se indigna, y sabe que está siendo dramático otra vez, pero a Cellbit solo le da risa. — Es una razón suficiente para pedirte divorcio...

Se espanta ante la última palabra, Roier ríe al ver su cara de horror.

— Es broma, bobo. — avisa, el rubio suspira, aliviado. No entiende porque Cellbit se asusta tanto ante esa palabra, pero elige no pensarlo mucho tampoco.

— Iré a la cocina a buscarte hielo, para que no se hinche mucho más. -— dice, y cuando vuelve, encuentra al castaño tiritando. — ¿Tienes frio?

— Un poco. — responde, y el rubio se quita su chaqueta verde, para dársela. Roier no se niega. - Gracias.

— De nada, Roier.

El castaño siente un gran alivio al ponérsela. La chaqueta le queda larga y grande, es cómoda y calentita. — Huele a ti.

Lo dice sin pensarlo, y se pone rojo al instante. Cellbit solo esboza una sonrisa tímida.

— Espera que eso sea bueno...

— No. Hueles a culo. — bromea, pero está mintiendo. Huele a café y a perfume caro. Si bien la esencia de la bebida no le gusta para nada, esa combinación le parece muy sensual. Cellbit lanza una risa suave que se oye como un susurro.

— Los chicos se quedarán para cenar. Creo que los escuche diciendo que quieren hacer carne asada. — comenta el rubio.

— ¡CELLBIT!

— ¿Qué? — se sobresalta.

— ¡Quemaran la casa! ¡Ve a detenerlos y diles que pediremos pizza o algo! — Roier parece genuinamente asustado, haciendo reír a su marido. — No, es en serio. No quieres ver a Aldo cerca del fuego, ya tuvimos accidentes antes.

Cellbit sigue riéndose suavemente. Se aleja, sin antes dedicarle una última sonrisa al castaño. Había descubierto que le gustaba cuidar a Roier, incluso si se tratará de una simple picadura de abeja. 

ˋˏ ♡ ˎˊ

imaginen la casa de los guapoduo de este fic como la casa madrid, estan forrados en guita  JAJAJAJJ 

espero que les este gustando la historia, saluditos !!💞 

Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora