04 | ghost?

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Cellbit vuelve a su casa luego del funeral. Esta destruido, cansado, perdido y solo quiere llegar a su ahora vacía cama y llorar hasta el cansancio de vuelta. La cama se encuentra hecha y prolija, por las criadas. El rubio mentiría si dijera que no tenía esperanzas de encontrarla desprolija, con el lado de Roier arrugado y con su olor aun intacto. Aunque Cellbit no sabe si hubiera sido capaz de reconocer ese aroma.

Se acuesta, tal como está vestido, con el traje negro de duelo sucio por estar sentando en el pasto cuando se sentó al lado de lapida de su marido y mojado por las lágrimas. Está tan agotado, tanto física como mentalmente, que apenas apoya su cabeza en la almohada, se duerme, sin tiempo a llorar ni a lamentarse nada.

Obviamente, sueña con Roier. Sueña con su risa, con su sonrisa y con los ricos tamales que preparaba. Es un sueño lindo, pacifico, que consuela un poco su dolor. No se transforma en una pesadilla en ningún momento.

Solo es Roier, bailando y riendo alrededor de la cocina mientras el olor a tamales caseros inundaba el hogar. Cellbit lo toma como una muestra de lo que podría haber sido si él no fuera un completo imbécil.

Cuando se despierta, está un poco sobresaltado y suda, como si hubiera tenido una cruel pesadilla, pero ese sueño había sido dulce.

Se sentía extrañamente mejor. Pero la culpa no se iba, seguía ahí, clavándose en su estómago como una navaja.

Noto que el lado donde solía dormir Roier estaba arrugado, y un poco cálido como solía estarlo cuando él estaba vivo. Pero Cellbit simplemente supuso que se había movido mucho mientras dormía.

Bosteza y se refriega los ojos, que ya no se sentían tan pesados por llorar. Cuando se despabila un poco, escucha que en la cocina hay movimiento. Una voz grave tararea y canta.

Las criadas deben haberse levantado de buen humor, aunque eso no explica que la voz sea grave, casi masculina. Tal vez simplemente era la distancia, que distorsionaba el sonido. La cocina estaba en el piso de abajo, después de todo.

Un rico olor inunda las fosas nasales de Cellbit, y su estómago ruge en respuesta. Se da cuenta de que anoche no cenó, así que está desesperado por comer algo. No sabe porque, pero siente la necesidad de revisar en qué día estaban y qué hora era. Lo hace en su celular.

18 de junio de 2023, 9:00 AM.

Imposible piensa Cellbit. Eso es solo dos días después de su boda. El teléfono debe estar roto. Su estómago ruge de vuelta, como un recordatorio de su hambre así que baja las escaleras, un poco apurado. Pero cuando entra en la cocina, no puede creer lo que están viendo sus ojos.

Roier esta allí.

Tararea y canta, tal como en su sueño. Cocina con talento nato, y parece de buen humor. Él simplemente esta allí, como si el atropello o la pelea jamás hubieran pasado.

No parece un fantasma, es muy corpóreo para serlo, además de que tiene sombra. Tal vez simplemente era un sueño más, uno más real que el anterior.

Cuando Roier se da cuenta de la presencia ajena, sonríe levemente.

— Buen día, Cellbit. Hice chilaquiles para desayunar.

Y cuando escucha su voz de vuelta, Cellbit se da cuenta que no es ningún sueño ni fantasma. La impresión, la sorpresa, la felicidad, entre otras fuertes emociones que siente todas juntas, hacen que su cerebro colapse, y se desmaya.

Pero antes de que su cabeza choque contra el piso y se golpee, los brazos de Roier lo atrapan en el aire.

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Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora