25 | love

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Roier está seguro de que casi se cae por las escaleras como cinco veces y que casi se choca como con seis personas, pero la desesperación por llegar a Cellbit es mayor que nada y no le importa un carajo. Corre como si su vida dependiera de ello.

Su corazón late con fuerza en su pecho, una mezcla de nerviosismo y anhelo lo embargaba al llegar a la habitación donde Cellbit había estado descansado en coma.

Quackity lo detiene diciéndole que no puede entrar porque aún está siendo atendido y revisado por los doctores. Intenta calmarlo, pero es imposible. Nadie podría calmar la ansiedad que Roier tiene en este momento.

La puerta del cuarto se abre, y la enfermera anciana que le había sonreído por una ventana sale de ella, mira alrededor y al ver a Roier, le sonríe de nuevo.

— ¿Quién de ustedes dos es Roier? — pregunta, pero parece ya saber la respuesta por la manera en que mira al castaño.

— Soy yo. — contesta, de forma inmediata.

— Puedes entrar, Cellbit está preguntando por ti. — avisa, y le guiña el ojo.

A Roier le parece extraño, pero lo ignora porque tiene temas más importantes que tratar ahora.

Entra a la habitación, cerrando la puerta detrás de él, y se acerca lentamente a la cama, con el corazón latiendo desbocado en su pecho y temblando.

Cellbit está despierto.

Ya no está acostado, está sentando en la cama, mirando por la ventana, con calma y curiosidad. Como un durmiente despertado de un largo sueño.

Su rostro pálido se ve iluminado por una suave luz que se filtra por la ventana. Sus ojos color cielo, ahora abiertos, parecen buscar algo o alguién.

Al sentir pasos a su lado, se da vuelta y enfrenta los ojos marrones de Roier. Sus ojos azulados se abren, iluminados con un brillo de alegria y reconocimiento al ver que su marido esta allí, como si lo hubiera extrañado en cada momento de su inconsciencia.

Roier se sienta en la cama también, a su lado, tratando de tranquilizarse porque lo que más necesita Cellbit en este momento es serenidad.

Su respiración es arremetica y nerviosa, esta haciendo su mejor esfuerzo por calmar todo su cuerpo y mente.

— Guapito. — susurra Cellbit, con una sonrisa radiante. Su voz suena calmada pero cargada de emoción.

Hubo un momento de silencio, roto únicamente por el sonido de la respiración entrecortada de Roier.

Cellbit sabe que el castaño es una bomba de tiempo a punto de estallar, y quiere que estalle. Ambos necesitan explotar.

Escuchar su voz, ver su sonrisa, sus ojos color cielo brillando de nuevo, todo aquello detona algo que estuvo contenido por mucho tiempo en Roier.

Un gemido roto se escapa de su garganta, y rompe a llorar desconsoladamente. Siente que se ahoga en este dolor asfixiante que le estruja los pulmones.

Nada de esto debería haber pasado, Cellbit no debería estar en hospital, pero todo pasó, y le duele muchísimo.

Su cabeza se agacha y se apoya en el regazo de Cellbit, mientras las lágrimas fluyen con libertad y fuerza de sus ojos, llorando como jamás lo hizo. Sus sollozos fuertes se mezclan con sus débiles sonrisas de alivio y felicidad.

Cellbit apoya una mano en la cabeza de Roier, mientras acaricia su pelo y deja que descargue todo lo que está sintiendo. No sabe si es algún efecto secundario de estar tanto tiempo en coma, pero él no llora.

Solo observa, a su marido sollozar desconsoladamente en su regazo, mientras moja las sabanas con sus gordas lágrimas.

— Estas aquí, estás despierto. — murmura entre sollozos, incapaz de contener su emoción.

Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora