07 | pool

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El sol brilla de una manera hermosa y el cielo está azul, totalmente despejado. Las mariposas vuelan de aquí por allá. Es un día hermoso, hermosamente caluroso.

— No mames. — dice Roier, mientras se moja la cara con agua fresca. — Que calor. Hace demasiado calor. 

— Es cierto... no es como si tuviéramos una piscina enorme ahí afuera, en nuestro jardín, justo al alcance nuestro, para refrescarnos, y así. — contesta Cellbit, burlándose, mientras el castaño roda los ojos.

— Es que la piscina solo dos nosotros sería aburrido.... — se lamenta.

— Podemos hacerlo divertido.

— ¡Ya sé! ¿Y si invitamos a nuestros amigos? Así se conocen y yo conozco a los tuyos y tú a los míos.

— ¿Quieres organizar una pool party? — el rubio lo mira, y ve al contrario asentir con la cabeza, emocionado, pero duda. — No lo sé, se supone que estamos de luna de miel, Roier... no sé si es del todo correcto.

— ¡Ay, vamos! Apuesto que todos nuestros amigos ya saben que el matrimonio es falso, y yo realmente necesito más interacción social que tú y tus cafés. — dice, riendo. Cellbit pone los ojos en blanco. Habían acostumbrado a molestarse, pero no de mala forma. Ambos sabían que estaban bromeando y se reían.

— Bueno... — intenta esconder una sonrisa. Sabe que va a decir que sí, pero se hace el difícil. Ve a Roier retorcerse en su lugar por ansiedad, y trata de no reírse. Suspira, haciéndose el derrotado. — Está bien, llama a tus amigos y yo llamaré a los míos.

Roier salta en el lugar al grito de ¡Gracias, gracias! y se va corriendo, escaleras abajo, aun gritando. Obviamente, al final de un escalón, por su velocidad y su emoción, se cae y termina estampado contra el suelo. 

Cellbit lo ve caerse, y cuando nota que está bien, suelta una carcajada alta, y se ríe de forma descontrolada durante varios minutos, mientras Roier se retira, en silencio, un poco avergonzado, pero riendo también.

Cellbit invita a sus hermanas, a Slime, Pac, y Felps, amigos que conoció por el trabajo. Roier invita a Aldo, El Mariana, Rivers, Jaiden y Etoiles, amigos de la infancia y del colegio.

Los invitados empiezan a llegar, apenas saludan a los dueños de la casota y se van corriendo a la piscina, en donde se lanzan de bomba, refrescándose. No es como si ellos no tuvieran una piscina, pero es mucho más divertido nadar en una con amigos que solo.

Entre los amigos de Roier, Cellbit reconoce a la chica con mechones violetas que lloraba descontroladamente en el funeral. Roier la llama Jaiden. Los demás rostros nuevos también los reconoce del velorio. Le duele que aquella haya sido la forma en que realmente los conoció, y no esta.

Todos nadan en la piscina y se divierten. Habían comprado inflables para agua de unicornios, flamencos, etcétera, y también pistolas de agua. Gritan y rien, pasándosela en grande. Cellbit la está pasando muy bien, hasta que nota a Roier.

En una esquina, sentado en un sofá blanco en un rincón, a la sombra y simplemente mirando como todos disfrutan. Aún tiene puesta su camiseta, y no luce como si quisiera meterse en la piscina en absoluto. Cellbit se preocupa y se acerca a él.

— ¿Pasa algo? — pregunta Roier, al ver que el rubio fue a su encuentro.

— No lo sé, tú dime. — se sienta en el sofá blanco que está a su lado, y lo mira. — ¿Roier?

Roier evita sus ojos celestes. — No sucede nada, Cellbit.

— ¿Hay alguna razón por la que no quieras quitarte tu camiseta e ir a la piscina? — mierda, el rubio es demasiado especifico sin darse cuenta, ahora quiere golpearse. — ¿Roier? — se acerca un poco más, y unas gotas de agua caen de su pelo mojado e impactan en la pierna del castaño, quien simplemente no responde. Cellbit suspira. — Quieres que deje de hablarte, ¿no?

— Si. — responde, y luego se siente culpable de la decisión que tiene su voz, esperando no lastimar al rubio.

Cellbit no responde y de un salto vuelve al agua, y se acerca a Etoiles, quien está hablando con Jaiden. Aldo sigue lanzándose de bomba una y otra vez como un niño pequeño, y Bagi le enseña a Rivers a dar brazadas y a flotar, evitando que se ahogue por su contextura pequeña.

El Mariana está muy concentrado en una conversación con Slime, y Roier nota como los ojos de su amigo a veces se pasean por los bíceps del rubio con lentes, y ríe levemente al ver esa escena en la distancia. Los demás están distribuidos por la enorme piscina o por el jardín.

Está tan concentrado en Slime y Mariana que no nota que Jaiden se sienta a su lado, hasta que ella lo toma de la mano suavemente y lo guía a su habitación, cerrando la puerta a sus espaldas. 

— Okey, estamos solos. ¿Qué sucede, Roier?

Roier la mira con ojos de un cachorro lastimado. — Soy un pendejo. Yo convencí a Cellbit de hacer esta fiesta y no soy capaz de sacarme esta estúpida camiseta, me da vergüenza.

— ¿Por qué? ¿Por la marca de nacimiento? — pregunta la chica, y Roier asiente. — ¿Y qué hay de malo con eso? ¿Por qué no quieres que Cellbit la vea?

— ¡No es eso! Cellbit no tiene nada que ver... — responde a la defensiva, pero la chica levanta una ceja. — Ósea sí, pero no es solo él... sus amigos se ven geniales y quiero ser amigo de ellos también. Pero ¿y si encuentran rara la marca? es grande y fea.

— Escúchame, Roier De Luque. — la voz femenina parece sin paciencia, y el castaño sabe que lo van a regañar. — Es tu esposo, y tiene que conocerte bien si quieres compartir una vida con él, o incluso un tiempo largo. Y sobre sus amigos... hablé con ellos y son muy simpáticos. No van a pensar ni a decir nada raro, te lo aseguro. Además, tu marca de nacimiento no es fea ni asquerosa, yo pienso que es genial. Te hace más especial de lo que ya eres.

— ¿Tú piensas? — Roier se saca la camiseta, y se mira al espejo, examinando la marca que atraviesa uno de los costados de su cintura. — Es como si un camión enorme o algo aparecido me haya atropellado, y me haya quedado eso.

Jaiden ríe. — ¿Y si es una marca de tu vida pasada?

— Tal vez fui uno de esos bobos animales de bosque que terminan atropellados en las autopistas. ¿Te imaginas? — responde el castaño entre risas, mientras bajan las escaleras. Roier ya se siente mejor y con ganas de meterse en la piscina, a refrescarse y a volver al ser el ser social que por naturaleza es.

— Las cosas que te imaginas, Roier...

— ¡Tú empezaste!

ˋˏ ♡ ˎˊ

Cuando el dúo vuelve al jardín donde están todos, Roier se saca la camiseta sin vergüenza alguna, y se tira de lleno en la piscina, sintiendo placer al sentir su caluroso cuerpo refrescándose.

Mira con atención su entorno y las personas en él. Baghera está acostada sobre un inflable de cocodrilo, Felps está sentado en el borde de la piscina poniéndose unas patas de rana. ¿Por qué está haciendo eso? se ríe, y luego no se sorprende mucho cuando ve a Slime y al Mariana besándose en un rincón.

Hasta que sus ojos llegan a Cellbit, y descubre que lo está observando. Traga saliva. Trata de convencerse que está mirando otra cosa, pero sus ojos celestes recorren su cuerpo lentamente de pies a cabeza.

Su mirada llega a la marca, y Roier necesita que deje de mirarlo, así que se zambulle más en el agua, con vergüenza.

Esos celestinos ojos siguen subiendo, y cuando llegan a sus ojos marrones, creando un incómodo contacto visual, se asustan y desvían su atención a otro lado.

Cellbit quiere enterrarse bajo tierra y jamás salir, porque sabe que Roier se dio cuenta que lo estaba mirando. Esa marca no estaba cuando conoció al castaño por primera vez, y está del lado donde el auto golpeó a Roier.

Siente náuseas y se estremece, porque entiende que es una advertencia o un recordatorio de esa fuerza mayor que lo trajo aquí y que hizo posible que Roier volviera a la vida.

Un recordatorio de que, si no hace bien las cosas, el que sufrirá las consecuencias será Roier, otra vez.

ˋˏ ♡ ˎˊ

Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora