16 | tempo perdido

2K 284 88
                                    

Los días siguientes al baile estaban siendo extraños para Roier. No es tonto, él sabe bien que había sentido algo especial en su pecho mientras bailaba con Cellbit, pero no puede comprender si había sido algo platónico o no, ya que también sabe que enamorarse de el rubio era una cosa muy inminente, sin embargo, no puede entender si ya había pasado, si estaba pasando o estaba a punto de pasar.

Por otro lado, Cellbit trata a Roier como quien trata a un amigo. Ignora las insinuaciones que Roier hacia a veces, no porque no le gustan(se moría por seguirle el juego) sino porque considera que el castaño necesita tiempo para sanar su corazón por todo lo ocurrido con Quackity, además de que no esta seguro si Roier realmente coquetea con él de verdad o solo esta jugando.

Cellbit no lo sabe, pero al evitar e ignorar los sutiles coqueteos de Roier, el susodicho solo se confunde más. Necesita entender si esta enamorado o no, y cree que puede llegar a averiguarlo si Cellbit corresponde a sus suaves flirteos. El problema es que nunca sucede.

Una noche, Roier se despierta desorientado luego de tener un sueño raro. En este, Cellbit y él pelean de forma furiosa. Cellbit le dice cosas realmente hirientes, no puede recordar cuales, pero sabe que sus palabras duelen.

No entiende porque soñó con aquello, si su marido y él nunca pelean, pero a veces los sueños realmente no tienen significado, así que no indaga más.

Tiene deseos de tomar agua, pero cuando se levanta levemente de su cama, descubre que Cellbit ya no está a su lado. Su lugar en la cama esta vacío. Frunce el ceño, extrañado.

Sale de su habitación, en búsqueda de su marido, pero cuando está a punto de bajar por las escaleras, escucha ruidos humanos en el balcón. Se asoma levemente por la puerta de este, y encuentra a Cellbit.

Roier siente miedo de que el rubio este fumando, pero no hay olor a humo. Solo hay una copa de vino a su lado. Cellbit tiene algo en sus manos, pero como está de espaldas, el castaño no puede ver qué es.

Hasta que una melodía suena.

Una melodía de guitarra.

Roier entiende entonces lo que Cellbit tiene en sus manos.

Su esposo está tocando la guitarra a las tres de la mañana, con una copa de vino al lado. Roier siente que está interrumpiendo y presenciando un momento íntimo y debate si irse o no, pero la melodía es casi hipnotizante.

No es triste, pero tampoco es la más feliz del mundo, es calmada, relajante. Dura unos segundos, y justo cuando el castaño cree que Cellbit ha terminado, su voz rasga el silencio.

Você é assim, um sonho pra mim... — el rubio acompaña la melodía de su guitarra con su voz. No es la más melodiosa del mundo y desafina un poco, pero al castaño le encanta. — E quando eu não te vejo, eu penso em você...

Cellbit canta bajito y lento, casi de forma inaudible, más para él mismo que para el resto del mundo. Roier se estremece, y esa sensación en el pecho lo ataca otra vez. En ese preciso momento, su esposo se convierte en su cantante favorito.

Eu gosto de você, e gosto de ficar com você... — recién entonces el castaño se da cuenta de que Cellbit está cantando en otro idioma, su cerebro está tan atontado por la voz que canta que no consigue entender ni pensar en cual. — Meu riso é tão feliz contigo, o meu melhor amigo. É o meu amor...

Roier se inclina para adelante, tratando de escuchar mejor, pero se tropieza con sus propios pies y cae al lado de Cellbit, quien interrumpe su canto y su música al instante.

Se miran. Roier está en el piso y Cellbit aún sostiene su guitarra, con la boca abierta, porque claramente no esperaba que el castaño lo estuviera escuchando. El brasileño empieza a ponerse rojo por la vergüenza y Roier lo nota.

Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora