12 | letters

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Cellbit está en la oficina de Roier, buscando una lapicera. No hay ninguna en la suya y está convencido de que el castaño se las llevo, así que abre cajones y busca allí.

Se siente un poco culpable porque sabe que tal vez está invadiendo la privacidad de su marido, pero en ese lugar solo hay papeles, archivos y documentos que tienen que ver con su trabajo.

¿Verdad?

Se sobresalta a encontrar una caja al final de un cajón. Parece escondida de forma estratégica abajo de un par de papeles aburridos, pero Cellbit la ve.

Es una cajita de color rosado claro y está envuelta con un lazo rojizo que forma un moño delicadamente, y la cierra. Cellbit tira del hilo y la abre sin pensar, antes de darse cuenta que no hay ninguna lapicera allí.

Adentro, hay cartas.

En una de ellas, reconoce la prolija letra de su esposo.

No debería leerlas, pero la curiosidad lo come. Roier no está en casa, pero llegará en cualquier momento, así que si quiere ver qué es, debe hacerlo rápido. Las saca de su cajita, y comienza a leerlas.

Para mi querido Benito:

Por favor, nunca olvides que el sol sale y se pone con tu sonrisa. Para mí, al menos es así. Espero verte en el próximo baile y que bailes conmigo alguna lenta de Luismi, me hace ilusión.

Con todo mi amor, Luis.

De repente, siente nauseas, y no entiende nada. Pero sigue leyendo los siguientes papeles.

Para mi amado Luis:

Iré al próximo baile, así que podremos vernos. El sistema de cartas es muy divertido, me gusta. Me siento en una película, de esas de drama que nos gusta mirar juntos. ¿Cuándo crees que podremos contarles a nuestros padres sobre nosotros?

Con cariño, Benito.

Hay muchos papeles en la cajita, y la mayoría son de este ❝Benito❞, prometiéndole amor eterno a ❝Luis❞, que está segurísimo que por la letra, es Roier. Se niega a leerlos, pero le llama la atención el ultimo.

Por lo arrugados que están los otros, por lo intacto que está este y por la letra, sabe que es de Benito, y que es más actual. Lo lee, con el corazón en la boca.

Roier:

¿Cómo que vas a casarte? Este jueguito de las cartas ya no me gusta. Responde mis llamadas, o te juro que aparezco en tu casamiento y lo prendo fuego contigo adentro. Explícame qué está pasando, porque esta noticia me tiene destrozado.

"Benito."
Quackity.

Se da cuenta que el verdadero nombre de Benito es Quackity. Roier y él solo están usando seudónimos.

Se congela, y al segundo se arrepiente de haber abierto la caja. ¿Para qué hizo eso? Podía vivir sin saber lo que ahora sabe: que Roier tiene un amante, no es como los que tenía él, que solo era un deseo carnal, sino un amante de verdad.

Roier está enamorado de otra persona. Su corazón ya tiene dueño, y no es Cellbit.

Quiere llorar, pero las lágrimas no salen. La sorpresa lo deja estático en su lugar, su mente se congela. El sonido del teléfono fijo de la oficina lo hace reaccionar, asustándolo. Se da vuelta, y ve que está en el escritorio.

Suena, suena y suena. Alguien está del otro lado de la línea, queriendo contactar a Roier. Algo le dice que no debe atender. No debe hacerlo. Primero, meterse en la oficina de su esposo, y ahora, contestar sus llamadas. Es escandalosamente terrible.

Pero ¿y si es importante? ¿y si le pasó algo a algún familiar o amigo del castaño? Tiene que saberlo.

Se acerca hacia él, y atiende. Hay unos segundos de silencio, hasta que la voz de la persona que está del otro lado habla.

— ¿Roier? ¿Eres tú? ¿Me escuchas? ¿Roier? — Es una voz masculina, con un acento parecido al de Roier. no hace falta que diga nada más. Sabe que el que ha llamado es Quackity. No sabe cómo, pero Cellbit lo sabe. El amante de su esposo llamó, y fue él quien contestó la llamada. — ¿Roier? Háblame, por favor.

Cellbit está a punto de contestar, advirtiéndole que ha equivocado de número, o algo así. Pero con el oído en el cual no está el auricular del teléfono, escucha a alguien subir las escaleras.

Roier llegó a casa, y viene a su oficina.

Cuelga sin decir nada, y trata de guardar todas las cartas en la caja para devolver todo a su lugar, pero están desparramadas por el piso, y son bastantes.

Antes de que pueda terminar de guardarlas, Roier abre la puerta y entra en su oficina, encontrándolo con las manos en la masa.

— ¿Qué haces? — pregunta, sin entender. Pero al ver el lazo rojizo deshecho, la caja abierta y todas las cartas en el piso, comprende. Sus ojos se abren en temor. — Ay, mierda. Cellbit, puedo explicarlo...

Cellbit termina de guardar las cartas, y hace el moño con el lazo otra vez, pero no es tan perfecto ni delicado como era el de antes. — ¿Explicar qué?

— Por favor, no te enojes. — suplica el castaño. Cellbit se desconcierta.

— ¿Enojado? No lo estoy, estoy.... sorprendido.

— Déjame explicarte, por favor.... vamos a la terraza de arriba.

— No tienes nada que explicarme Roier, no estamos casados de verdad, así que no estás engañando a nadie. No tengo ninguna clase de derecho a estar enojado. — dice, sin expresión alguna. Le duele decirlo, pero es la verdad.

— No, te debo una explicación. Quiero hacerlo. Por favor, Cellbit. — ruega el castaño.

El rubio suspira, porque ha descubierto que no puede negarle nada a Roier.

ˋˏ ♡ ˎˊ

Second chance | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora