Mi respiración se calma luego de un tiempo, en el que debieron pasar tan solo unos minutos, pero para mí fueron horas agotadoras en las que le escena se repetía una y otra vez.
Seguía sin poder creerlo.
Ellos fingieron todo este tiempo. Ellos pudieron mirarme a la cara y decirme todas esas cosas bonitas, que me generaban un sentimiento de calma y placer en mi cuerpo. Ahora, solo siento asco hacia ellos, sus apodos que tanto quería, solo me producen nauseas en mi estomago.
Hijos de...
No voy a permitir que me vean así, jamás me van a volver a engañar de esa manera estos malditos hijos claros de su madre. Pero al menos su progenitora me lo demostraba en la cara que no le agradaba, no lo ocultaba como estos bastardos.
Tomo una profunda respiración mientras saco fuerzas de mi propio ser, hundiendo muy en el fondo ese sentimiento de tristeza y desilusión, para comenzar a subir colocando mi peso en mis piernas y logrando que estas no pierdan solidez. Es cuando logro erguirme completamente y despejar mi cabeza de todo el bullicio en el que estaba, que lo recuerdo a él, ese hombre por el cual hubo tantos suspiros de amor y miedo cuando impuso su presencia en la sala. Ese hombre, o mejor dicho, esa bestia de dos metros y musculatura que resalta, aunque no lo decida, por el cual los Blagden estaban tan nerviosos y los invitados temblorosos.
Supongo que estoy por descubrir porque es que generaba tanto terror en la gente de este pueblo.
Intento ser sigilosa a la hora de salir de allí. Logro quitarme los tacones para que subir los escalones de esa infinita escalera no sea un infierno para mí. Mientras subo peldaño por peldaño mi corazón palpita desenfrenado en mi pecho por pensar en el momento en que los tenga que ver a la cara, intento respirar profundo para que las náuseas desaparezcan.
Aunque pensándolo bien, el que le lance todo el contenido de mi estomago a alguno de ellos, no me parece una idea tan mala.
Cuando por fin llego a la entrada de esta escalera, me topo con que la puerta está completamente cerrada.
Maldita sea. Debieron haberla cerrado esos idiotas.
- ¿Sombras de misteriosa procedencia? ¿Me hacen el favor? -Comienzo a observar mi alrededor esperanzada en que aparezcan.
Al instante en que termino de hablar me siento como una estúpida al hablarle a la nada. En medio de la oscuridad de estos escalones, comienzo a pensar e idear un plan para salir de aquí. Comienzo a rozar mis manos sobre el material rígido que compone la puerta, comprobando si se encuentra algún truco, algún componente falso con el que se pueda abrir.
Hasta que algo pasa. Una ráfaga de viento pasa a mi costado congelándome todas mis articulaciones, pero eso no es lo que me deja quieta en el lugar, sino, el cómo las sombras que acaban de pasar por mi lado, comienzan a moverse sobre la puerta como lo hicieron al principio, sus movimientos son suaves, pero en tan solo unos minutos, la puerta comienza a abrirse sin hacer un solo ruido.
Una sonrisa se genera en mi cuando me doy cuenta que acudieron a mi llamado -Gracias- Susurro mientras paso de la puerta llegando al pasillo en penumbra. La puerta a mi costado se cierra de la misma forma en la que se abrió. Me coloco mis tacones, sin pensar mucho en mi próximo paso, comienzo a caminar por le pasillo.
-Así que es contigo con quien mis tinieblas se divertían-.
Mis pasos se detienen abruptamente al tomarme por sorpresa que otra persona estuviera en este mismo pasillo. Me giro lentamente hasta toparme con la silueta de un hombre de sorprendente figura y gran altura. No logro reconocerlo porque su cuerpo está rodeado por la penumbra que genera una de las esquinas del pasillo. Mis ojos se entrecierran para forzar un poco mi vista y conseguir identificar a este hombre de voz tan gutural e hipnótica.
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Ella y Ellos [+18]
VlkodlaciAkira Arwen es solo alguien que quiere ser feliz y vivir tranquila. Los hermanos Blagden quieren conocer a su mate y reinar con ella a su lado. 🥀Advertencia : +18