CERO

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Vesta aún estaba aterrada.

Sí, Vesta, la ciudad entera.

La vida nocturna de Vesta era una de las cosas que la distinguía como ciudad. Todos estaban muy pendientes de sus vidas, de sus compras o de las personas con las que compartían, hasta que empezó a salir humo de los bosques, también somos conocidos por eso, por estar rodeados de un bosque increíblemente extenso.

El humo parecía salir de la tierra o de las raíces de los árboles más fuertes; éste se enredaba en los postes, danzaba por debajo de los autos y terminaba rodeando a las personas, haciéndoles sentir un cosquilleo bastante desagradable en la piel, desataba un olor nauseabundo y el simple contacto del humo con los ojos te hacía querer llorar.

A pesar de que ya el miedo podía sentirse, todo esto estalló cuando el humo tocó nuestras cabezas y luego nos cubrió por completo, imposibilitándonos ver siquiera a la persona que estaba a nuestro lado.

Todos estábamos aterrados, muchos intentaron correr, creyendo que podrían alejarse, pero el fenómeno se había instalado en cada rincón de la ciudad.

Muchas personas gritaban, desesperadas y enloquecidas; otras se quedaron estáticas en sus posiciones, algunos simplemente cerraron los ojos y aguantaron la respiración el tiempo que pudieron. Cada uno encontró una manera de pasar esos tres minutos. Sí, habían sido solo tres minutos.

Luego de eso todos corrimos hasta nuestras casas, encendimos la televisión y nos encontramos con el gobernador ordenando el inicio de una cuarentena preventiva, pues aquel humo no solo nos hizo arder los ojos, también les causó migraña, vómitos y taquicardia a muchas personas. También ordenó que las fronteras con otros estados fueran cerradas, mientras obtenían alguna respuesta.

Después de dos horas la imagen del gobernador fue reemplazada por la imagen del jefe de salud del estado, diciendo que aquel fenómeno había causado dos muertes hasta ese momento, ambas de niños, de menos de 10 años.

Al paso de dos horas más, el jefe de salud fue reemplazado por un fiscal, informándonos que también había desaparecido un joven, de 19 años, luego de que el humo nos envolviera. Karan Bennett. Sus familiares aseguraban tenerlo justo al lado cuando todo comenzó, pero cuando nuestro alrededor estuvo limpio nuevamente, él ya no estaba.

Y eso solo fue el inicio de una nueva etapa en las vidas de todos los habitantes de la ciudad.     

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