VEINTINUEVE

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Atalanta Prior

Los almuerzos del día anterior habían sido entregados en nuestras celdas. Darka no nos había dejado reunirnos en el comedor, cosa que me aterró. Hoy sí tendríamos la oportunidad de cruzar al menos dos palabras entre nosotros.

Durante la noche no paré de pensar en mi conversación con Davis, y en si Darka había descubierto que yo sabía más de lo que debía. Y al parecer yo no había sido la única sin pegar un ojo durante la noche. Karan lucía terrible, tenía los ojos hinchados y leves manchas moradas en sus mejillas.

Cuando llegamos al comedor la hinchazón de sus ojos tomó sentido. Karan ompió a llorar, con panqueques, galletas, cereales, leche y jugos naturales frente a él.

—¿Qué...? —fue lo único que pudo salir de la boca de Ilán, mientras buscaba respuestas en mí, pero la verdad era que yo estaba igual de confundida que él.

—Leen murió hace días —dijo Karan, limpiando las lágrimas de su mejilla derecha de la manera más rápida posible —. Darka no pensaba decirnos. Le restó toda la importancia posible.

Mis oídos empezaron a zumbar, desplacé mi mirada de Karan a Ilán y vi sus ojos rojos y vidriosos. El tiempo avanzó más lento desde ese instante.

Y era raro pensar que Leen estaba muerta, creía que de todas, la más fuerte era ella, ya que Maia se desesperaba de nada y yo era débil por elección. Yo me había entregado a la muerte, sin luchar. Me había rendido desde el primer día.

—Proyecto Apolum —dijo alguien, y la verdad era que sonaba como la voz de un periodista matutino.

Me giré hacia la pantalla, suponiendo que de ahí venía el sonido, y no me equivoqué. En la pantalla solo se hallaba un logo plateado de una flecha apuntando hacia la esquina derecha superior, encerrada en un círculo, no había rastros de Darka u otra persona.

—El objetivo de este proyecto es crear una sociedad que tenga completo manejo de sus emociones, y que estas no sean un impedimento para el crecimiento personal y profesional de ningún humano —Seguimos escuchando aquella voz, absortos en la información —. Para obtener resultados que en un futuro funcionen como una fórmula matemática para la correcta educación emocional de los niños y jóvenes, trabajaremos con cinco individuos que estén dispuestos a entregar su vida al avance de la ciencia.

El logo desapareció y fue reemplazado por la imagen de Karan. Al parecer el video había sido captado por una cámara ubicada en una de las esquinas superiores de su celda. Este estaba sobre su cama, con los ojos apretados, su cuerpo se movía como si lo estuviesen quemando y su garganta emitía quejidos fuertes, llenos de agonía.

En la parte superior de la grabación había un escrito particular.

Sujeto 00001

Bennett, 19 años, temor a las heridas profundas en la piel.

La imagen cambió, y entonces mostró a Ilán.

Sujeto 00021

Trius, 19 años, temor al daño físico y a la asfixia.

El, al igual que Karan, estaba sobre la cama, pero se encontraba sentado, con su espalda apoyada de la única pared de concreto que había en su celda, tenía las piernas extendidas y abiertas. Al principio solo hacía muecas, podías asociarlas con una pequeña molestia, pero con el pasar de los segundos reflejados en la pantalla, su cuerpo empezó a moverse de manera brusca, con demasiada fuerza para tratarse de una persona que está dormida.

Sus manos cubrieron su cabeza, como si tratara de evitar que algo lo golpeara ahí. Luego de un momento sus brazos bajaron y su cabeza cayó hacia un lado, al parecer perdió el control de sus extremidades y volvió a un estado de sueño normal.

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