Atalanta Prior
Expuesta.
Así me sentía justo en ese momento. Tenía a una hermosa mujer de ojos grandes, casi negros y cabello rojo intenso observándome fijamente.
—Entra al cilindro, no te pasará nada —dijo, con una voz abrasadora que incitaba a hacer lo que ordenara.
El espacio no era muy diferente a los demás, todas las paredes eran blancas al igual que el suelo, la iluminación era peculiar, constaba de líneas de luz puestas perfectamente en el techo, de manera horizontal, eso le daba un aspecto de nave espacial a lo que yo esperaba que fuese un consultorio médico común y corriente. Había dos grandes pantallas azules, con gráficas del cerebro y tejidos nerviosos, con números y valores en cada esquina. Su escritorio posiblemente, era lo único que parecía ser normal, era una mesa blanca brillante con una silla a juego tras él.
Tomé la mayor cantidad de aire y lo contuve en mis pulmones. Unos segundos atrás me había pegado unos parches plateados a las sienes y al pecho. Me sentía como en una película, tal vez estaban grabando una...
Entré a la monstruosa máquina y cerré los ojos con fuerza, no quería detallar aquel espacio, pues sabía que muy pronto podría ser el escenario de un sinfín de pesadillas. Lo único que pude ver fue una gran raya, la cual iluminaba el reducido espacio. Pude sentir como la puerta se deslizó a mi espalda, apresándome allí.
—Solo te haré unas preguntas y tú responderás, así de sencillo será —explicó y se tomó unos segundos —. ¿A qué le temes, Atalanta?
—Eh... ¿a qué le temo? —balbuceé, al tiempo que me permití ordenar mis ideas. Sabía bastante bien a qué le temía —. A las serpientes, al sentirme apresada, a aburrir a las personas... verás, hablo mucho, y de cualquier cosa, sé que puede llegar a fastidiar, pero así soy, le temo a no conseguir a una persona que soporte mi parloteo...
—Bien, entiendo —me atajó ella desde el lado de afuera.
Mi mente experimentó ese choque de malas sensaciones al que tanto estaba acostumbrada tras sus palabras.
—¿Por qué le temes a las serpientes, Atalanta?
Me tomé algunos segundos para asegurarme de responder bien, y entonces surgió la respuesta.
—Mamá —dije, y me apresuré a aclarar mi disparatada respuesta —. Mamá siempre les ha temido a las serpientes, creo que solo logró transmitirme su miedo.
—¿Transmitir? ¿Cómo es posible? —Ella parecía bastante interesada en mi posible respuesta.
—Creo que cuando amas a una persona te obsesionas por su bienestar. Ella alcanzó a contarme sueños y malas experiencias que había tenido con serpientes, y creo que me contó las cosas de manera tan emotiva que me hizo sentir dentro de sus anécdotas, entonces empecé a sentir su angustia y temor... yo pude sentir su miedo —comenté, con un poco más de calma —. Creo que es el único sentimiento que se siente un poco ajeno, pero aun así me sigue haciendo perder el control.
—Eso es muy interesante, Atalanta —reconoció e hizo una pausa corta —. Hasta aquí han llegado las preguntas; creo que te debo una explicación. Pero necesito que abras los ojos.
Al abrirlos, la luz golpeó con agresividad mis ojos, lo que hizo que me girara hacia la puerta. Entonces los pequeños puntos grises que se movían sin un orden en específico por la puerta me llamaron la atención. Quería tocarlos pero temía que aquella mujer se molestara, o que la puerta soltara descargas eléctricas.
—Verás, esto es un proyecto cien por ciento investigativo, usamos diferentes herramientas para saber cómo funciona tu generación bajo el miedo y a las situaciones de alto riesgo —comenzó a hablar —. Solo estarás aquí unos meses y servirás de mucha ayuda en avances increíblemente grandes en la sociedad. Además, toda esta experiencia te enseñará a saber interpretar y manejar tus sentimientos, aprenderás a detectar emociones en los demás con tan solo gestos. Es todo un arte, donde el lienzo es el humano y lo que queremos explotar son las emociones.
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SMOKE
Science FictionHabíamos experimentado el inicio de mil muertes y mil resurrecciones. Todo en tan solo tres minutos. Sí, tres minutos, lo que puede durar una canción feliz y movida; lo que puede durar un beso apasionado; lo que puede durar una persona riendo a carc...