CATORCE

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Atalanta Prior

El agua caía sobre mi cabeza, mojando mi cabello, obligándolo a pegarse a mi rostro, hombros y espalda. Bajé la mirada hacia el suelo y me quedé embobada, viendo como el color rojo pasaba a ser entre naranja y rosado, al mezclarse con el agua.

No lo noté al instante, pero en medio de un disparo y otro, mis brazos y cabeza se habían llenado de sangre. Así que estaba limpiando mi cuerpo, y deseando poder hacer lo mismo con mi mente. Las manchas de sangre en mi piel se irían, pero las de mi mente no.

Suspiré y miré hacia arriba. El agua caía del techo del lugar, como si lloviese dentro del baño, me encantaba hasta que recordaba porqué tenía esa vista y no la del techo color crema y la sencilla ducha de mi casa.

Ya llevaba aproximadamente una hora en el baño, y sabía que no faltaba mucho para que alguien viniera por mí.

Decidí que ya era hora de usar el shampoo y gel de baño, y dejar de solo sentir caer las gotas de agua sobre mí con una canción depresiva reproduciéndose en mi cabeza.

Estaba segura de que superar el abandono de Masip me costaría más que cualquier otra cosa, debido a que me expuse a la sensación de esperanza, casi de alivio.

—Prior, debe salir ahora mismo —anunció una voz masculina, seguro pertenecía a un GAP.

—Lo siento, pero aún no termino.

—Debe apresurarse, Darka la espera.

Mi piel se erizó y una sensación desagradable se instaló en mi estómago. El día había sido tan loco que ya no sabía qué esperar de una conversación con Darka, y quería pensar que se iba a tratar solo de eso: una conversación.

—Prior necesito que salga ya mismo de ahí —dijo, con un tono lleno de amenaza. Aún tenía jabón en el cuerpo y productos en mi cabello que debía sacar. No pude responder —. Salga de ahí. No lo repetiré.

Me apresuré a sacar todo, con un mal presentimiento, y cuando la puerta de la ducha fue abierta y aquel hombre me tomó violentamente del brazo para luego halar de mí, supe que eso del instinto era real.

—¿Qué hace? —pregunté horrorizada, al tiempo que buscaba estabilizarme y no irme de bruces —. ¿Qué le sucede? Le diré esto a Darka, imbécil.

El GAP me soltó bruscamente, y me sostuvo la mirada durante un instante, no hacía falta ser demasiado detallista para darse cuenta de que no llevaba casco y que su ojo derecho estaba cubierto por una gasa y adhesivos. Él era el dueño del ojo que aquel soldado había usado para abrir las puertas. Luego escasos segundos se dio la vuelta y no se preocupó en moverse.

—Tiene tres minutos para secarse y vestirse, no me moveré de aquí, son órdenes de Darka.

Si la vida pudiese dar puñetazos, se sentirían así. Una sensación desagradable se extendió por todo mi cuerpo, desde mi estómago hasta la punta de mis dedos. Aún temblaba de miedo y las lágrimas no tardaron en humedecer mi rostro.

...

La clínica o lo que fuese aquel lugar, aún se encontraba en ruinas. Había pedacitos de cristales regados por el suelo, las puertas no habían sido reemplazadas y aunque el lugar parecía estar impecable había un inusual olor metálico.

El familiar chillido que causaban las crocs en el piso limpio me acompañó desde el baño hasta un salón cercano, con mesas similares a las de un comedor de secundaria y una pequeña pantalla en la pared derecha. Jamás había visto aquel lugar, y podría apostar que había aparecido en medio del pasillo que conectaba todo en las últimas horas.

Las puertas fueron abiertas e ingresé al salón, Karan, Maia y la chica nueva se encontraban sentados en una mesa. Casi inconscientemente mis ojos buscaron a Ilán. No estaba ahí.

Me acerqué con apuro a la mesa donde los chicos estaban sentados, y estuve a punto de estallar pero el zumbido de las puertas no se había sentido, dándonos a entender que aún no se cerrarían.

Me giré nuevamente hacia ellas y lo vi. Iba caminando con la cabeza a gachas siguiéndole el paso a una pulcra e imperturbable Darka.

—Me alegra verlos a todos en una misma estancia —dijo, con una sonrisa de etiqueta en sus labios —. El día ha sido bastante caótico, y solo quiero recordarles por qué están aquí. Son parte de un estudio que revolucionará al mundo, llevará a la sociedad a la máxima evolución. Los estamos enseñando a usar sus emociones como súper poderes, a manejarlas a su antojo y no dejarse manejar por ellas.

Me senté con cautela junto a los chicos, mientras Darka le daba una pausa a su parloteo. La verdad era que no me sentía bien, estaba exhausta y no me creía capaz de sostenerme a mí misma, bajo ningún sentido.

—Este podría ser el estudio más grande y prometedor que se haya hecho en todo el mundo. Los necesito —continuó hablando, en ese tono diplomático, y a veces, acogedor —, y ustedes me necesitan a mí. He notado que no están disfrutando mucho de este lugar.

Karan bufó, al tiempo que le daba un leve golpe a la mesa. No dijo nada, solo la miró con gesto desafiante.

Darka decidió ignorarlo y prosiguió.

—Por eso he decidido hacer un intercambio, ustedes deciden formar parte del estudio y yo les daré un mejor estilo de vida. La decisión está en cada uno de ustedes. Los dejaré solos un momento, para que puedan evaluar su panorama, espero que podamos llegar a un acuerdo.

Y con esa elegante manera de caminar, se dio la vuelta y abandonó el lugar, dejándonos solos en el interior de este, pues del otro lado de las puertas podías ver a una gran fila de GAP con sus espaldas pegadas del cristal.

Observé a los chicos, para luego dedicarme a solo ver a Ilán. Él aún no había despegado sus ojos del suelo, lucía devastado y perdido.

—¿Ilán? —lo llamé, temerosa de su respuesta, pues su actitud no era la mejor.

—He visto más sangre en los últimos veinte minutos que en toda mi vida —respondió, causando que mi piel se erizara —, si están pensando en oponerse están bastante jodidos.

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