CAPÍTULO 33

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- ¿Pero por qué me mintió, porque fingió ser alguien que no es?

- No le he mentido, mi segundo nombre es Sebastián, yo me llamo Alberto Sebastián y todo lo que le he contado de mí también es cierto, tengo cuarenta y dos años, soy viudo y tengo un hijo de tu edad, bueno...es un año mayor que tu...y si la llevé a ese restaurante, es porque estoy harto de comer comida francesa, Italiana y otras cosas con nombres que ni entiendo...de vez en cuando me gusta comerme una buena hamburguesa o una feijoada (comida típica brasileña)

- Me refiero a ¿por qué se hizo pasar por un miembro del personal de limpieza?

- Bueno de vez en cuando me gusta limpiar la sala de recepción de lo empresa

- ¿Se está burlando de mí?

- No, de ninguna manera señorita Esther

- Entonces no le entiendo

- Es muy simple en realidad, cuando entro la sala de recepción puedo ver quién entra y quien sale de mi empresa. Aquí llegan muchos empresarios, ingenieros y arquitectos buscando al exitoso gerente Belmonte, pero ninguno de ellos se fija en "Sebastian" un humilde limpiador de pisos, sin embargo tu si lo hiciste...

- Señor Belmonte yo...

- Cuando entre por la puerta me recibiste con una sonrisa, me diste la mano a pasar de que la tenía sucia, a pesar de que mi recepcionista te trato muy mal no perdiste la paciencia en ningún momento, hasta aceptaste almorzar conmigo sin saber quién era yo...creo que eres alguien muy empática Esther...¿Me dices que vienes por el puesto de secretaria verdad?

- Si señor

- ¿Me permite ver tu currículo?

Esther entrega el documento...Alberto lee

Esther Marcos, edad 22 años, egresada como arquitecta de la Universidad de Sao Paulo, experiencia laboral ninguna.

Alberto mira el folder, mueve la cabeza en forma negativa y dijo:

- No esto no puede ser

- ¿Qué sucede señor Belmonte?

- Lo siento señorita Esther, pero no puedo darle el puesto de secretaria

- Pero Ana me dijo que su puesto estaba vacante

- Aunque la señorita Santos se haya ido de la empresa...ya tengo tres secretarias, no necesito otra

- Oiga necesito el trabajo al menos hágame una evaluación

- Jaja la estoy evaluando desde que la vi en la recepción señorita Esther...lo siento, pero como secretaria no hay lugar para usted

- Entiendo señor Belmonte, lamento haberle quitado su tiempo y lamento haber perdido yo casi todo el día aquí...buenas tardes

Esther se puso de pie y se disponía a salir, pero Albero la detuvo

- Espere señorita Marcos

- Dígame

- Le dije que no podía darle el puesto de secretaria, no le dije que no la contrataría

- ¿No entiendo?

- Verá hace tres meses nuestro jefe de personal renunció y hasta ahora no he podido encontrar a algún realmente eficiente...¿le interesa el puesto?

- Pero no tengo experiencia y menos como jefe – dijo Esther sorprendida

- La experiencia se adquiere señorita Marcos y yo estoy dispuesto a darle la oportunidad

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