CAPÍTULO 78

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Han pasado dos meses desde que Alberto y Esther se hicieron novios, es sábado por la noche y Alberto ha llevado a Esther al pequeño restaurant donde acostumbran almorzar siempre después del trabajo, Alberto toma la mano de Esther y la conduce hasta una bonita mesa, algo apartada de las demás, ambos se sientan.

- Te hubiera llevado a un restaurante más grande y elegante, pero para lo que quiero decirte pensé que te gustaría más este lugar- dijo Alberto

- Es la primera vez que venimos de noche y en fin de semana, es perfecto amor

- ¿De verdad?

- Claro, se podría decir que aquí tuvimos nuestra "primera cita" el día que conocí a "Sebastián"

- Alberto sonrío y dijo:

- Desde la primera vez que te vi me pareciste una mujer muy inteligente y bella

- Y tú a mí un caballero muy respetuoso y sencillo

Hubo una pequeña pausa y Esther dijo:

- ¿De qué quieres hablarme mi amor?

- Ah...si espera...primero quiero que brindemos

- ¿Y por qué te gustaría brindar?

- Pues por el amor y el éxito de nuestra relación

Alberto hace una seña al mozo y este se acerca con unas copas de champaña, sin embargo, Esther observa algo raro

- ¿Qué pasa cariño? – dijo Alberto

- Hay un objeto dentro de mi copa

- ¿Puedes ver que es?

- No muy bien, parece un circulo

- Pues sácalo

Esther coge un pequeño sorbete y retira de la copa lo que en realidad era un anillo con un diamante incrustado

- ¿Qué significa esto Alberto?

- ¿Qué crees que significa?

- ¿Qué? – dijo Esther (en shock)

- Espera déjame secarlo

Alberto coge su pañuelo, seca el anillo mojado por la champaña y enseguida lo coloca en el dedo de Esther

Esther: (boquiabierta, en shock)

- Esther, mi amor hasta antes de conocerte, nunca pensé volver a preguntarle esto a una mujer pero...¿quieres casarte conmigo?

- Yo...yo ...decía Esther sin reaccionar (llora, sigue en shock)

El cuerpo de Esther comienza a temblar de emoción

- No llores mi amor – dijo Alberto (la abraza)

- Lloro de felicidad, no me esperaba esto, no tan pronto

- ¿Entonces, aceptas ser mi esposa?

- Si, si, claro que sí, cuando tú quieras si – dijo Esther (emocionada) toma entre sus manos el rostro de Alberto y lo llena de besos, lo abraza

Alberto hace una seña y una música muy suave comienza a sonar

- ¿Quieres bailar?

- Si

Esther, extiende su mano, Alberto la toma con toda delicadeza y la lleva al centro del salón donde todo el mundo puede verlos, Esther poza sus brazos alrededor de su cuello, Alberto la toma por la cintura, ambos comienzan a bailar muy lento

TRIANGULODonde viven las historias. Descúbrelo ahora