CAPÍTULO 79

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Ya han pasado dos meses, después de la luna de miel, Alberto ha llevado a Esther a vivir a la mansión Belmonte, pero al entrar en el salón, Esther se da cuenta de que falta algo:

- ¿Amor y el cuadro grandote? – dijo Esther

- ¿El de Rossanna?

- Si, un par de veces he venido aquí y lo vi en la pared

- Antes de regresar de París le pedí a uno de mis empleados que se lo enviara a Leonardo...espero que al menos sepa cuidar el retrato de su madre

- ¡Vaya, ¿Y porque hiciste eso?

- Pues porque en unos días mandaré pintar uno tuyo ¿te gustaría?

- Claro que si amor, pero yo no quiero que te olvides de tu esposa, quiero ocupar mi propio lugar en tu corazón

- Tu ya tienes un lugar, el más grande e importante

- Espero ser tan buena esposa como lo fue ella

- Lo eres, pero ustedes son distintas

- ¿En serio?

- Claro, si hubiera estado buscando alguien igual a ella tal vez no me hubiera fijado en ti

- Ay Alberto, nunca imagine enamorarme así de ti, no pensaba amarte tanto. - dijo Esther (apoya la cabeza en su hombro)

- Yo espero ser un buen esposo digno de ti

- Ya lo eres...(se besan)

En ese momento Mafer entra en el salón y los ve besándose

- ¡Caray parece que siguen de luna de miel!

Esther y Alberto se separan

- ¡Mafer! – dijo Esther (corre hacia ella y la abraza)

- Se te ve radiante de felicidad Esther

- Lo estoy Mafer

- Ni siquiera tengo que preguntar cómo les fue se ve que París les encantó

- Si, pero no esperes que te de detalles – dijo Esther (en el oído de Mafer)

- Me los puedo imaginar no te preocupes – dijo Mafer (con una sonrisa pícara)

- ¿De qué se están riendo? – dijo Alberto (acercándose)

- Cosas de chicas amor – dijo Esther

- Ja ya veo que van a llevarse muy bien y serán cómplices – dijo Alberto

- Lástima que tendré que irme – dijo Mafer

- ¿Irte, de que hablas? - dijo Esther

- Bueno supongo que ahora que están casados querrán vivir solos ¿no?

- Eso no es necesario – dijo Alberto

- Claro la casa es muy grande y hay muchas habitaciones, quédate el tiempo que quieras – dijo Esther

- ¿Están seguros que no estorbaré?

- Claro que no, además ...¿Dónde vivirías, acaso crees que voy a permitir que mi nuera y mi nieto se vayan a cualquier lado? – dijo Alberto

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