𝑨𝒃𝒅𝒊𝒕𝒐𝒓𝒚 [ Experiencia de RD]

𝟮𝟵. 𝗟𝗔 𝗕𝗘𝗟𝗟𝗘 𝗘𝗧 𝗟𝗔 𝗕𝗘𝗧𝗘

𝐋𝐚 𝐁𝐞𝐥𝐥𝐞 𝐞𝐭 𝐥𝐚 𝐁𝐞𝐭𝐞

"Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque ésa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente."

Seguí tachando las fechas en el calendario y sentía como la temperatura iba disminuyendo. Por varios días me encerraba en el altillo para reforzar el hechizo de protección hacia Luna de gota en gota hasta que me quedé sin ella.

— Cariño me acabé la sangre de Luna ¿podrías conseguirme más?

— Niña, dudo mucho que repetir el hechizo cada día durante los siguientes meses cree un mejor efecto. Hiciste todo lo que pudiste y tú amiga está a salvo.

— Solo es precaución por si, de alguna forma, encuentran la manera de bloquear la magia o...

— ¿Acaso crees posible que sean capaces de bloquear magia de sangre sin un mago de sangre? — Gellert parecía irritado, aquella tarde había pasado algunas horas en la Mansión Malfoy participando en las reuniones semanales. Algo había pasado y él no estaba dispuesto a contármelo. — Mía, tu amiga está bien. Hoy pude verla unos segundos, está tan bien como puede estar bajo tu protección. Deja de gastar energía en precauciones innecesarias.

Las manos de mi amado temblaban ligeramente, él parecía tratar de esconderlo mientras sostenía en su mano un pincel y la paleta de colores.

— ¿Gellert, qué sucede? — Me acerqué a él lentamente y pude observar la pintura en su lienzo, diversas manchas negras y rojas se dispersaban alrededor de la tela las cuales empezaban a tomar la forma de un rostro femenino.

— Nada, Mía, las cosas con Voldemort no son un deleite. — Su mandíbula se encontraba tensa, hablaba entre dientes y sus manos se aferraban a los objetos en ellas con tanta fuerza que sería capaz de romperlos.

— Gellert dime que tienes, no me obligues a indagar por tu mente. — Me acerqué más a él utilizando un paso firme y una voz más determinante.

— Quiere usarte.

— ¿Usarme?

— Para el censo, para las torturas hacia los hijos de Muggles, quiere ver que eres capaz de hacer y cómo podrías mostrar tu lealtad desde tan lejos. — Gellert dejó los objetos de pintura sobre la mesa y caminó hacia mi sosteniendo mi rostro entre sus manos. 

— ¿Desde hace cuánto te dieron esa orden?

— Hace algunas semanas, me negué a brindarte aquella información.

— ¿Qué te han hecho? — Gellert se mantuvo en silencio — ¡¿Gellert, que te han hecho?! — Aquel hombre me miró con dureza.

— Al parecer el maleficio Cruciatus es el favorito de Lestrange.

— ¿Bellatrix te ha estado torturando? ¡Joder, Gellert! ¿Por qué carajos no me lo dijiste antes? — Solía dejarme llevar por los sentimientos cuando se trababa de él el hecho de pensar que, por mi culpa, ahora lo estaban torturando hacía que un sentimiento de ira me invadiera por completo.

— ¡Porque prometí que no te entregaría a ellos! — Gellert no solía levantar la voz ante mí pero, en aquel momento parecía estar perdiendo la cabeza.

— No me estas entregando, ambos hacemos sacrificios para asegurar la salud del otro ¿verdad? — Gellert sostuvo mis manos en su pecho y me pegó a su cuerpo.