𝟮𝟴. 𝗕𝗜𝗥𝗧𝗛𝗗𝗔𝗬 𝗜𝗡 𝗘𝗫𝗜𝗟𝗘

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𝐁𝐢𝐫𝐭𝐡𝐝𝐚𝐲 𝐢𝐧 𝐞𝐱𝐢𝐥𝐞












L'appel du vide, literalmente "la llamada del vacío", es una frase francesa que se utiliza para referirse a los pensamientos intelectuales o la necesidad de participar en conductas destructivas durante la vida cotidiana.


















Siempre me pregunté cómo se sentiría ser exiliado, verse obligado a vivir fuera de tu hogar por una deshonra cometida. Siempre me pregunté que se sentía saber que tu gente te despreciaba.

Con el pasar de los días me iba acostumbrando a la rutina, me la pasaba más tiempo en el cuarto de encantamientos de lo que me gustaría, principalmente cuando Gellert salía a su caminata diaria a reforzar los hechizos de protección a lo largo de todo el perímetro, aquello le tomaba por lo menos una hora y media.

Revisaba los libros de la biblioteca millones de veces.

En varias ocasiones escribí cartas y cuando estaba lista para mandarlas una voz en mi cabeza me decía que nadie quería leer mis palabras así que guardaba en un cajón cada una de ellas. La mayoría eran para Draco, en varias de ellas pedía perdón por abandonarlo.

Necesitaba centrar mi cabeza en algo o me volvería loca esperando. Gellert me veía tachando fechas en el calendario, mi mente trataba de ubicarse.

La noche del viernes no pude cerrar los ojos ni un solo segundo, ya me estaba volviendo a acostumbrar al insomnio. Observaba a Gellert y repetía mi patrón, contar sus latidos por minuto, la cantidad de veces que se levantaba su pecho al respirar. Necesitaba repetirme constantemente que él estaba vivo y por eso yo tenía que mantenerme cuerda.

El sábado en la mañana trató de presentármelo como un día cualquiera, como si ambos no supiéramos que aquella noche tendría que atacar a mi hermano. Era consciente de las posibles bajas y el número tristemente me calmaba. Las probabilidades de que Gellert saliera herido aquella noche eran escasas pero aún presentes.

— Voy a regresar en la mañana

— Lo sé — Dije tratando de aparentar tranquilidad. — Te ves horrible con esa túnica puesta.

— Es parte del trabajo. — Gellert, como siempre, mantenía ese tono calmado y serio, como si todo esto fuera ajeno a él.

— ¿Así es cómo ves esto? ¿Como un trabajo?

— Sí, un trabajo, un acto. — Gellert observó mi mirada de desagrado hacia él, hacia su vestimenta.

— ¿Tanto odio le tienes a una tela? — Sostuvo mi rostro y me obligó a mirarlo.

— Odio que la lleves puesta. — Tras mis palabras, Gellert se quitó aquella túnica dejando al descubierto su típico atuendo: Una camisa blanca y sus pantalones negros.

Dirigió mi mano hacia su pecho, volví a contar sus latidos.

— No vuelvas a mirarme de esa forma. — Besé sus labios, él sabía que mis sentimientos de repulsión jamás serían hacia él.

Saqué la daga que siempre tenía guardada en la cintura de mis pantalones y corté la palma de mi mano, dibujé una runa de protección sobre su pecho y contuve las lágrimas que amenazaba salir de mis ojos. La perfección de su camisa blanca se manchó con mi sangre y sentí satisfacción al ver eso, las únicas manchas de sangre que deseaba ver en su cuerpo debían provenir de mí.

— Volveré al amanecer, Kreacher se encargará de ti en mi ausencia. No te encierres en el altillo.

— Pienso mejor en ese lugar.

𝑨𝒃𝒅𝒊𝒕𝒐𝒓𝒚  [ Experiencia de RD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora