Nuevo comienzo.
Hadley
—Had, levántate -grita mamá desde afuera de mi habitación.
—Ya estoy despierta, mamá -digo bostezando.
Me acabo de levantar, son las seis y treinta de la mañana, tengo que entrar al trabajo a las siete y treinta, solo cuento con una hora para alistarme, desayunar y llegar al trabajo.
—Baja a desayunar antes de que se enfríe
-dice alejándose de la puerta.—Bajo en diez minutos -exclamo.
Me levanto con prisa y entro al baño, me ducho, visto y salgo de la habitación para desayunar. Mi mamá deja un plato con panqueques, huevos y tocino delante de mí, me da un beso en la frente y se sienta enfrente de mí, comenzamos a desayunar y luego de unos minutos termino, subo a la habitación por mis cosas y salgo de la casa apurada para coger el metro, luego de unos minutos llego a la estación y caminos unos cinco minutos hasta llegar a mi trabajo.
Trabajo en un restaurante en la ciudad doce horas al día, para ayudar a cubrir los gastos de la casa, ya que mi madre no gana tanto en su empleo de enfermera.
En el trabajo todo marcha normal, como siempre está lleno. Hoy salgo a las ocho porque una compañera me dijo que la cubriera, tenía un problema en su casa.
Llega la hora de salida y me voy a casa. Llego en veinte minutos y subo a mi habitación, me doy un baño y me pongo mi pijama favorita, que es negra con rosas rojas.
Luego de un rato metida en las redes sociales, me dispongo a investigar algunas universidades en internet, ya que había terminado el instituto hace unos meses y me ha costado buscar una universidad, ya que donde vivimos hay una pero no está disponible la carrera que yo quiero estudiar.
Llevo una hora navegando en internet y por fin encuentro una universidad que queda en Roma. Investigo un poco más sobre esa universidad y si tiene la carrera que yo quiero estudiar.
Salgo de la habitación y bajo las escaleras con la computadora en las manos. Hablo con mi madre al respecto y me costó mucho que ella aceptara pero al fin ella accedió a que fuera a estudiar a Roma. Mando mi solicitud y solo queda esperar que la acepten.
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________***________Dos meses después
—Mamá, ya me voy para el trabajo, adiós -digo abriendo la puerta.
—Hasta luego, cuídate, hija -responde.
—Está bien, hasta luego.
Salgo de aquí y voy a mi trabajo. Llego y me pongo a trabajar. Cuando llega la hora de salida voy a hablar con el gerente para decirle que ya no voy a seguir trabajando así, ya que me iría a estudiar a Roma. Si, después de dos meses me aceptaron la solicitud y podré entrar a estudiar. Me dan mi liquidación y salgo de aquí.
Llego a casa y mi madre todavía no ha llegado de su trabajo. Hago la cena, como y me voy a mi habitación para bañarme y acostarme a ver una película. Luego de unos minutos viendo una película el sueño llega, apago la televisión y me duermo.
Suena mi alarma y veo que ya son las cinco de la mañana, me levanto y voy hacia el baño para bañarme. Luego de unos minutos término de bañarme y salgo, voy al closet a ver que me voy a poner y opto por una sudadera y unos jeans negros ajustados, agarro unos tenis y me los pongo. Agarro un cepillo y comienzo a peinarme, luego de unos minutos termino y comienzo a empacar las últimas cosas en la maleta para salir e ir al aeropuerto.
—Mamá, ya estoy lista, vámonos -digo bajando las escaleras con mis maletas.
—En seguida bajo, amor, deja y termino de peinarme -responde mamá.
Mi vuelo a Roma sale a las seis treinta y ya son las cinco treinta, tenía que llegar media hora antes y ya se me está haciendo tarde para salir, y el aeropuerto queda a más o menos veinte minutos de nuestra casa.
—Ya llegamos señoritas -dice el taxista.
Le pagamos y bajamos del taxi.—Gracias, señor -le digo antes de que se vaya.
Entramos al aeropuerto y nos sentamos a esperar. Luego de quince minutos ya me tenía que ir y me tenía que despedir mamá.
—Adiós, amor, sabes que estoy aquí por si me necesitas sólo me tienes que llamar, ¿okey?
—Si, está bien, mamá.
—Te amo, cuídate, muñeca -dice con los ojos empañados.
—Yo también te amo, mamá. Y si, me voy a cuidar, ya sabes que estoy grande y puedo sola -le digo con una dulce sonrisa.
—Hija, me llamas cuando llegues -me dice mientras me alejo.
—Está bien, mamá. Te amo, adiós.
—Yo también te amo.
Sin dudas la extrañaré bastante, ella es mi vida entera, es lo único que yo tengo en mi vida, a ella y a mi hermano, los amo como a nadie en este mundo.
Me pongo en la fila y paso mi pasaporte, me subo al avión y me siento en mi asiento. Me pongo mis audífonos y escucho música.
Ya he llegado a Roma hace dos horas, me encuentro buscando la universidad y me he perdido un poco al no saber cómo andar en las calles de Roma, para ser exacta nunca había venido aquí, es mi primera vez. Ya está oscureciendo y aún no había encontrado la universidad. Me encuentro sentada en un parque solitario, no sé dónde estoy y no hay gente en los alrededores, todo está muy solitario.
Decido seguir caminado y oscurece muy rápido, ya son las siete y ocho de la noche. Noto un auto que me viene siguiendo, giro la cabeza para mirar el auto y es una suburban negra entera. Veo que se para y de ahí salen tres tipos vestidos con trajes negros, me caen atrás y yo comienzo a correr pidiendo ayuda.
—¡Ayuda! -exclamo corriendo pero nadie me escucha.
—¡Te vamos a atrapar! -exclama un hombre con voz gruesa y burlona.
Para mi mala suerte me tropiezo con una piedra y caigo al suelo. Trato de gritar otra vez pero ya los tipos me tienen agarrada.
—Te dije que no te nos ibas a escapar, hermosa -dice el mismo tipo con voz burlona.
Siento que me tapan la boca y la nariz con un pañuelo, trato de forcejar pero es inútil porque los tipos son mucho más grandes que yo y bastante más fuertes.
—Por fa-favor, déjenme ir -digo con la voz débil por inhalar la sustancia del pañuelo.
Me siento débil y sin fuerzas, no puedo hablar ni mucho menos moverme, todo se torna borroso y después todo es negro.
Despierto en lo que parece ser una habitación, donde hay más mujeres y adolescentes. Todas tienen de entre dieciséis y veinticinco años. Hay muchas cambiadas con ropa muy provocadora y maquillaje muy sexy, pero hay algo y es que sus miradas están perdidas en la nada, están tristes, algunas lloran y otras aún permanecen inconscientes o dormidas.
Sollozo mientras me pregunto que porqué a mí, ¿qué me van a hacer y por qué? Me pregunto si me mataran o nos obligaran a hacer algo peor.
Luego de algunos quince minutos entran algunos hombres y agarran a cinco chicas, entre ellas estoy yo.
—¿Dónde me llevan? ¿Qué van a hacer conmigo? -pregunto con voz temblorosa y llorando.
—Cállate si no quieres que te matemos -responde uno de los hombres.
Me llevan a una habitación para que me bañara y me dejan una ropa muy provocadora que parece de prostituta encima de la cama para que me cambie con eso.
—Tienes diez minutos para bañarte y cambiarte, ni más ni menos -dice uno de los hombres saliendo de la habitación y cerrándola con llave por fuera.
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Vendida al Rey de la Mafia ©️
RomanceHadley viajó a Roma en busca de cumplir sus sueños, estudiar la carrera que anhelaba y que en su ciudad no podía hacerlo. Sin imaginarse que una organización que se dedicaba a raptar chicas para llevarlas a una casa de subasta y venderlas al mejor p...