XVIII

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Aquí vamos.

Cargo los niños y me devuelvo a la habitación, los pongo sobre la cama y me quito el traje de baño, me pongo ropa interior y luego unos shorts. Me siento en la cama, los cojo a ambos y pongo a uno de cada lado mientras siento la mirada de Carsten en mi. Vale esta muy tranquila con él, lo de la foto funciono, así que lo conoce. Cuando termino de alimentar a mis dos hombrecitos, los acuesto en la cama y ellos se gira y gatean encima de la cama.

Carsten está del otro extremo de la cama y ellos vas hasta él y lo miran riendo mientras el alemán hace lo mismo. Se ven tan tiernos los cuatros juntos. Me levanto de la cama y me pongo una sudadera, enciendo el aire acondicionado y me acuesto en la cama.

Chris y mi rubio vienen gateando hacia mi y se suben encima de mi pecho y yo los sujeto, Vale se durmió en los brazos de Carsten y eso confirma mi teoría, Vale es más apegada a su papá y a sus tíos, que a mí y a mi mamá. Chris y mi rubio son lo contrario, ellos son muy apegados a mi y no les gusta que los cargue nadie a menos de que seamos mi mamá, Salvatore, Eric o yo.

Mi princesita está dormida y está respirando bien, pero mañana la voy a llevar a un doctor para que la revisen y me pongan al tanto de sus problemas respiratorios. Mi bebé cuando nació no estaba respirando pero los doctores la reanimaron y quedó un mes entero conectada a máquinas para que sus pulmones mejoraran, después de esa vez no le ha vuelto a fallar la respiración hasta ahora, y eso me preocupa, no quiero que esos ataques le vuelvan a dar, buscaré los mejores médicos para que me den soluciones.

Después de unas horas oscurece, Chris y Bastian se duermen y los acuesto en la cuna, me quedo parada observándolos a los tres y sonrío, paso mis manos por sus cabecitas y luego les doy un beso a cada uno. Me giro y Carsten está parado mirándome, su mirada por todo mi cuerpo me pone nerviosa, camino hacia el baño y antes de cerrar la puerta el alemán entra y se apoya en ella.

—¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada? -me pregunta con frialdad.

Aquí vamos.

—Porque lo que nosotros tuvimos solo fue un simple trato, y no me iba a aparecer embarazada para que te quedaras conmigo obligado -le respondo calmada.

—Sabes muy bien que lo nuestro era más que un simple trato, ella me besó para que lo vieras, admito que fue un error que yo la dejara, pero debiste quedarte, escucharme -dice acercándose a mí.

—No me interesa como fueron las cosas, simplemente ya no me interesas, Carsten -le digo.

—Eso ni tu misma te lo crees -responde con una sonrisa de boca cerrada.

Me agarra de la cintura y me pega a él, yo trato de alejarme pero su agarre no cede, su olor me mata y sentir su cuerpo también. Después de tanto tiempo puedo tenerlo cerca y poder oler su aroma, poder ver esos hermosos ojos.

—Carsten, en serio, aléjate de mí, por favor -le digo volteando la cara.

—Tregua, te necesito -me dice pegado a mi oído.

Me agarra el mentón y me levanta la cara para que lo vea a los ojos, me pierdo en sus hermosos ojos, esta es una de mis mejores vistas. Me da un suave beso en los labios y después otro, me vuelve a mirar a los ojos y esta vez me besa con necesidad, como si su vida dependiera de esto, le correspondo el beso. Este año y medio he pasado cada día anhelando esto, lo necesitaba, siempre soñaba con sus manos recorriendo cada rincón de mi cuerpo, pero cuando despertaba no lo tenía a mi lado, sentía un vacío demasiado grande, un vacío que nadie lo podía llenar.

Vendida al Rey de la Mafia ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora