XXI

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Nuestros.

Salgo del baño lo más rápido que puedo porque se me hace tarde para comenzar a arreglarme. Hoy es el gran día, la boda de mi mejor amiga y yo soy una de las damas de honor. Tenía que estar en su Suit hace media hora pero me he retrasado porque hemos tenido que ir a buscar a la nana de los bebés, Luz.

Después de llegar me había puesto a preparar la ropa de los bebés y todas las demás cosas para irme. Me puse la ropa como una exhalación y después de despedirme de los bebés, Luz y mamá, salí de la Suit y fui directo a la de la novia. Hay maquillistas y modistas por doquier, a cada una las arreglan personas diferentes para terminar lo más pronto posible.

—¡Hoy es el gran día! -grito cuando veo a Ali y la abrazo.

—Estoy nerviosa -dice y su tono de voz me lo confirma.

—Eso es normal, es normar que estes nerviosa, pero este día tiene que ser perfecto, tú tienes que estar perfecta -le digo y le tiro un beso en el aire para no arruinar su maquillaje.

Comienzan a maquillarme y a peinarme al mismo tiempo, luego de terminar me ayudan a poderme el vestido. Miro el resultado en el espejo y me veo espectacular, mi pelo rojo cae en ondas en mi espalda, tapando los lazos del vestido, que es espectacularmente hermoso, verde esmeralda, con un corset mientas cae suelto.

El maquillaje es otro cuento, es algo majestuoso, aquí todas parecemos diosas griegas. Se tomaron muy enserio la nacionalidad de la novia y eso me encanta. Y todo completa con unos hermosos tacones negros de punta fina que aunque me lastiman un poco se ven hermosos.

—¡Wow! Te ves hermosa -escucho la voz de Brenda detrás de mi.

Me doy vuelta y la veo, se ve HERMOSA, en todo el sentido de la palabra. Su pelo negro está ondulado, un maquillaje que la hace ver como una diosa y ese vestido en su cuerpo, es simplemente perfecta.

Hermana de Carsten tenía que ser.

—Oh Dios, tú también te ves muy hermosa, toda una diosa -le respondo.

Agarro su mano y ella da una vuelta modelando y luego nos reímos, es una chica grandiosa en todos los aspectos, es bastante parecida a su madre pero tiene los ojos de un azul hermoso, el mismo que tiene Carsten, los bebés y su padre, en el ojo derecho. Me acuerdo de cuando jugábamos de pequeñas, cuando íbamos a Alemania o ellos iban a Francia.

Carsten y ella eran aún más parecidos físicamente cuando eran pequeños, sus personalidades siempre han sido completamente diferentes, Carsten es único, no sé si su padre era así cuando estaba más joven, pero definitivamente no sacó eso de su madre, porque esa mujer parece de otro mundo, es la mujer mas amable y cariñosa que he podido conocer.

—Perdona que te pregunte esto ahora, pero respecto a lo qué pasó anoche... ¿es verdad que Carsten y tú son padres? -pregunta tímida después de un rato.

—Sí -le respondo y desvío la mirada.

—¿Es niña o niño?, ¿Cómo se llama? -pregunta animada.

—cómo se llaman querrás decir, son trillizos, Christopher, Bastian y Valentina -le digo y no puedo describir la cara que pone, veo sus hermosos ojos tomar un brillo.

—¿Qué edad tienen? -pregunta luego de unos segundos, aún con cara de impresión.

—Justamente hoy acaban de cumplir diez meses -le digo sonriendo.

Vendida al Rey de la Mafia ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora