III

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Su mujer.

Desperté hace casi una hora, pero me he quedado acostada ya que no quiero enfrentarme a sea lo que sea que me vaya a pasar hoy o en el transcurso de mi estadía en esta casa, que para ser sinceros lo he pensado con la cabeza fría y lo mas probable es que este mafioso nunca me deje libre. Llevo rato incomoda, sintiendo que alguien me está viendo, me siento en la cama y me doy la vuelta para ver ahí parado a mi comprador, observándome.

—Me vas a matar del susto -exclamo con una mano en mi pecho —¿qué haces ahí parado mirándome, acosador? -pregunto rodando los ojos.

—Solo venía a decirte que bajes a desayunar -dice con desinterés.

Se queda mirando fijo mi ropa y le sigo la mirada, tenía el vestido subido un poco más para arriba de las caderas, me tapo rápidamente, me pongo roja de la vergüenza y él me mira.

—Toda la ropa que hay en el closet es tuya, báñate y quítate eso -dice para darse la vuelta e irse.

Me paro rápidamente para ir al closet a mirar toda la ropa qué hay, todo es de mi talla.

Me pregunto cómo supo mi talla, que raro.

Luego de pasearme por el gran vestidor salgo y me dirijo hacia el baño, me quito esos trapos que traía puesto y los tiro en la basura. Me baño y me lavo el pelo.

Salgo del baño y voy hasta el vestidor a buscar lo que me voy a poner, ya lo había elegido pero lo dejé donde estaba para después que saliera del baño. Opté por una sudadera, ya que estaba haciendo bastante frío, unos jeans negros y unos tenis.

Luego de peinar mi pelo lo dejo suelto, salgo de la habitación y voy viendo cada detalle de los pasillos. Bajo las escaleras y veo muchas fotos colgadas en las paredes, por lo que he visto hasta ahora esta mansión es una verdadera belleza arquitectónica y qué decir del diseño de interior, es una locura, todo es lujoso, todo es caro.

Llego al comedor y Carsten me mira de arriba a abajo, veo que está sentado en la primera silla del gran comedor, camino hasta llegar a la mesa y tomo asiento lejos de él. Veo que él se me queda mirando, yo lo dejo de mirar y me pongo a ver el área de comedor de esta mansión que no deja de impresionarme cada vez que veo algo nuevo, es todo puro lujo, los muebles, las lámparas, los cuadros, simplemente todo.

Después de cinco minutos llega un señora mayor, bajita y llenita, lo que la hace ver muy adorable, llega con una gran sonrisa y me habla.

—Buenos días mi niña -dice con una voz muy dulce.

—Buenos días señora -respondo amable.

—Ay corazón, no me digas señora, dime Maria.

—Está bien, Maria -digo con un poco de vergüenza.

Me sirven el desayuno y después de un rato llega de nuevo y se acerca a Carsten.

—Mi niño, ¿ya terminaste? -pregunta ella con voz tierna.

—Si, nana -le responde él, con tono suave.

Primera vez que lo escucho hablar así y se ve lindo.

Luego de algunos minutos termino de desayunar y me paro, salgo del comedor y comienzo a recorrer la mansión para conocerla mejor, seguir viendo el increíble diseño que tiene. Llevo casi una hora caminando hasta que llego a otras enormes puertas que están entreabiertas, desde el pasillo puedo ver que es una biblioteca.

Vendida al Rey de la Mafia ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora